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Una legislatura corta e inútil

La legislatura está a punto de terminarse. El Parlament se disolverá automáticamente el 21 de diciembre. Acaban tres años en los que, además de para hacer pocas leyes y de una escasa utilidad política, el Parlament ha servido para batir un nuevo récord de absurdo.

Y es que se han llegado a hacer trece plenos monográficos. Plenos sobre la llegada de Torra a la presidencia, sobre la monarquía, sobre corrupción, sobre las mujeres, sobre la infancia, sobre la agenda social y el pluralismo, sobre «la Cataluña real», sobre el cierre de Nissan o sobre la covid-19. Y lo mejor de todo es que de estos debates no ha salido ninguna ley o resolución que haya cambiado alguno de los temas que se trataban.

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