Coronavirus, chistes y Martina

Tengo una sobrina, Martina, que de unos años acá me envía, casi cada día, un chiste de algún humorista más o menos conocido, que ella acompaña de un breve comentario personal con ánimo de dar una interpretación actual al texto reproducido, o de subrayar algún aspecto que ella considera digno de ser meditado.

Muchos de los chistes enviados por Martina proceden de revistas del siglo pasado, desgraciadamente ya desaparecidas, como por ejemplo La Codorniz, Hermano Lobo, Por Favor o El Papus; en algún caso, sin embargo, Martina también reproduce algún chiste de las pocas revistas de humor que todavía podemos encontrar en los escasos quioscos de prensa de nuestras ciudades (El Jueves, esencialmente). También una buena parte de los humoristas seleccionados –Miguel Mihura, Miguel Gila, Chumuy Chúmez, Máximo, Forges, Quino– han pasado a mejor vida.

Martina es una mujer que ha superado la cincuentena y su sentido del humor es más cercano al de los escritores mencionados que al de algunos humoristas actuales. Por fortuna, Daniel Paz y su Diario de la Cuarentena, Sempé y sus personajes tan tiernamente solitarios, todavía están entre nosotros.

A partir del mes de febrero de este año, Martina nos empezó a enviar algunos chistes relacionados con el coronavirus, y añadía un comentario personal. Así, a principios del mes de febrero, cuando el virus ya se había desatado en la región de Wuhan, reprodujo
un dibujo de Plantu, sacado de la primera página del diario Le Monde, donde un corpulento militar de alta gradación chino, preguntaba, con expresión amenazante, a un grupito de pequeños ciudadanos de su país con mascarilla que quién había tosido. El comentario de Martina: "En la China de hoy el Sr. Presidente vigila personalmente que nadie le pueda toser".

A finales de febrero, cuando el virus empezaba a instalarse en Italia, Martina nos envió un chiste sin palabras, también de Plantu: se veía a la loba de la leyenda romana y a los hermanos Rómulo y Remo, que no podían ser amamantados por ella, puesto que llevaban mascarilla. Comentario de Martina: quien no mama, llora.

La mañana del 14 de marzo, cuando se inició nuestro confinamiento, recibimos un dibujo del humorista argentino Daniel Paz, digno sucesor de Quino, donde se veía un señor de mediana edad entre nubes con el puño levantado diciendo: "¡Fuerza todos!" y, a continuación, la imagen de un gran y consolador abrazo entre una pareja de confinados. En este caso no había comentario; no hacía falta.

A primeros de abril, nuevamente recibíamos un chiste de Daniel Paz: en este caso se reproducía el Puente de los Suspiros veneciano, bajo el cual y sacando la cabeza sobre el agua clara, sólo se veía un pescado con el don de la palabra, que decía: "¿Este virus es la enfermedad o es el remedio?". Comentario: en pocos días el agua de los canales se volvió transparente.

En mayo recibimos un chiste sacado de El Jueves: bajo el titular "Se harán test masivos para detectar contagios asintomáticos", había dos individuos, uno con cara de entendido y el otro de sorpresa, y el primero le decía al segundo: "Ya está, no tiene el virus, pero es usted gilipollas." Comentario: "¡Qué ilusión que nos hagan el test!".

Un chiste del mes de junio nos presentaba, en una tira cómica, al señor Fernando Simón, hoy ya conocido de todo el mundo, y a Manolito, personaje de la serie Mafalda, casi tan conocido como el primero: el señor Simón, después de acabar un discurso, decía que el que no hubiese entendido algo, levantara la mano. La levantaba Manolito, y Simón le preguntaba: "A ver qué es lo que no has entendido". Respuesta de Manolito: "Desde marzo hasta ahora, ¡nada!".

El gran Gila era el autor de uno de los chistes del mes de julio: un grupo numeroso de enfermos, todos con una cabeza muy grande, se amontonan junto a una cama de hospital leyendo un periódico: "Pues si lo dice el periódico debe ser verdad que los hospitales están colapsados".

En agosto Martina nos obsequió con un chiste filosófico de El Roto: un señor vestido de negro se encuentra ante una pantalla donde se ve la boca de un lobo salpicada de sangre. El comentario lo pone el mismo Roto: "Quien controla los medios, controla los miedos".

Repasando estos y otros chistes (son casi 400 los enviados por Martina), me confirmo en la idea que el buen humor es intemporal y que nos puede ayudar a soportar muchas de las situaciones absurdas que se nos presentan en la vida, en cada vida. Como por ejemplo esta de los virus coronados.

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