«En cada crisis las mujeres perdemos derechos, y ahora no queremos que esto pase»

Entrevista a Sira Vilardell
Sira Vilardell
Sira Vilardell

Es directora general de SURT-Fundación de Mujeres, creada en 1993 para apoyar a mujeres en situación desfavorecida. Trabaja para construir una sociedad con equidad de género. Habla del impacto de la pandemia de la Covid-19 en los diferentes colectivos de mujeres.

¿Cuál es el colectivo de mujeres que está sufriendo con más dureza los efectos de esta pandemia?

Según mi parecer, las mujeres que ya sufrían una situación de precariedad previa: mujeres sin hogar o que trabajan en sectores básicos y de curas con un salario muy bajo o, simplemente, que trabajaban en la economía informal y ahora se encuentran sin ningún ingreso. En esta situación algunas de las mujeres se encuentran confinadas con el agresor. El ámbito de las trabajadoras del hogar en la limpieza y la cura de gente mayor es, posiblemente, lo que está más desatendido y lo menos reconocido, a menudo son internas y engordan la economía informal, y no tienen ningún tipo de apoyo ni recursos de protección ante la enfermedad. No podría decir cuál está peor, lo que creo que tenemos que hacer, sobre todo, es denunciar la situación en la qué muchas mujeres se encuentran.

Los trabajos de cura recaen casi exclusivamente sobre mujeres. ¿Cómo les ha afectado la pandemia?

¡Están en el centro de la pandemia! ¿Sin la cura de las personas la situación que estamos viviendo qué seria? Sobre las mujeres recae este rol de cuidadoras, se ha avanzado un poco en el reparto de algunas tareas, pero ni de lejos hablamos de corresponsabilidad. Además, muchos de los puestos de trabajo esenciales en esta crisis están desarrollados por mujeres, y con la carencia de derechos de conciliación nos encontramos ahora que todavía hace falta más dedicación. Nos pasará factura, seguro.

Muchas tareas de cura o domiciliarias las hacen mujeres inmigrantes, a menudo sin contratos laborales legalizados. La pandemia agrava la vulnerabilidad de este colectivo…

Sí, como decía antes, estamos hablando de un sector invisibilizado y totalmente desprotegido, y a menudo en situación irregular en cuanto a la residencia. Muchas mujeres están 24 horas, siete días a la semana, teniendo cura de personas mayores infectadas, y no tienen ningún tipo de material de protección; incluso las obligan a pagárselo ellas. Si su situación ya era precaria e injusta, ahora lo es mucho más.

En el sector sanitario hay una presencia femenina importante que se juega su salud por nosotros. Se merecen nuestros aplausos diarios.

Sí, y tanto que se los merecen, pero también se merecen unas buenas condiciones laborales. Estamos hablando de un sector a quien los recortes del 2008 afectó mucho. No sólo encuentran los recursos recortados –aunque es justo decir que en los últimos años se ha recuperado inversión pública–, sino que están trabajando un montón de horas sin el material necesario para protegerse adecuadamente, y ahora el protocolo del ministerio las obligará a trabajar aunque hayan tenido síntomas y sin el test, si dejan de tener síntomas unos días después… Aplaudir está muy bien, pero no es suficiente.

¿Qué reflexiones hace sobre los efectos del confinamiento en la vida cotidiana de las familias y las mujeres?

Acaba siendo un juego de imposibles: conciliar y trabajar o teletrabajar teniendo las criaturas en casa, que no pueden salir, siete días a la semana, 24 horas cada día, con una energía imposible de gastar dentro de casa… afecta de forma muy mayoritaria las mujeres. Quizás en las compras, curiosamente, es donde los papeles se reparten.

La monoparentalidad femenina implica más vulnerabilidad?

Sólo hay que pensar en las mujeres que están trabajando y no tienen con quién dejar las criaturas. Normalmente las dejan con la gente mayor, y ahora no pueden. Son las más vulnerables económicamente –sólo entra un salario a casa y acostumbra a ser precario– pero también socialmente: menos red y menos apoyo. Esto estos días todavía las hace más vulnerables.

¿Cómo ha afectado el trabajo de la Fundación SURT el confinamiento?

Bien, estamos teletrabajando mayoritariamente y manteniendo los servicios básicos. Hagamos seguimiento de las mujeres más vulnerables para que no los falte lo esencial: comer, medicamentos…, y rehaciendo todo aquello que se puede. Estamos sufriendo recortes de servicios que ahora mismo no se pueden desarrollar, pero que serán necesarios cuando esto pase. Será difícil recuperarse si no mejora la inversión social.

Recogéis material informático para hacerlo llegar a las niñas y los niños que no tienen y que no pueden seguir los cursos a distancia.

Sí, estos días hemos empezado una campaña de recogida. Hemos visto las necesidades de las familias con las cuales trabajamos, estamos ya con un confinamiento de tres semanas. Desde las escuelas les están enviando trabajo, pero les es imposible seguirlo por falta de recursos. Creemos que podremos cubrirlo porque ya hemos recibido algunas ofertas.

¿Cómo valora la reacción de las administraciones ante esta pandemia?

De forma general, de cara a las entidades ha habido un trato bueno y compromisos claros. También carencias, está claro. Lo que nos preocupa no es sólo ahora, sino lo que pasará después: ¿Cambiará el paradigma a la hora de hacer políticas sociales? ¿Dejará el feminismo de estar en la agenda? Son preguntas que nos hacemos y que nos preocupan. A cada crisis las mujeres perdemos derechos, y ahora no queremos que esto pase.

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