¿Por qué Bartomeu tiene que aguantar a Abidal?

Abidal y Bartomeu
Abidal y Bartomeu

La figura de Eric Abidal llegó al FC Barcelona envuelta en una controversia razonable, puesto que la directiva de Josep Maria Bartomeu lo fichó pese a saber que se había declarado enemigo público de esta junta. No sólo porque había sido el escogido por Joan Laporta como director técnico para su candidatura de las elecciones de 2015: Abidal también siguió realizando declaraciones y comentarios ácidos, críticos y contrarios a las actuaciones de la directiva hasta una semana antes de firmar.

Bartomeu permitió que un elemento claramente opositor y mediático como Abidal entrara en la secretaría técnica por la voluntad y la recomendación del anterior director técnico, Pep Segura, destituido hace unos meses del mismo modo que antes cayeron Andoni Zubizarreta y Robert Fernández.

La jugada de Pep Segura, un reconocido teórico en materia futbolística, era incorporar a Abidal para que alguien de la confianza de los jugadores pudiera entrar en el vestuario, hablar con las estrellas, conocer su estado de ánimo y buscar complicidades con la plantilla.

El caso, sin embargo, es que cuando el vestuario se ve amenazado no suele reaccionar demasiado bien. De hecho, es un vestuario inaccesible, restringido a muy pocas personas y herméticamente cerrado a cualquier intruso. Abidal habría sido bien recibido de visita, como excompañero, pero le cerraron la puerta en las narices cuando trató de jugar esa carta de colega para convertirse en el tentáculo de Pep Segura.

A Bartomeu le da francamente igual lo que diga o haga Abidal, porque tampoco es clave ni en la estrategia de fichajes ni en las grandes decisiones, como echar a Ernesto Valverde. Abidal no tiene personalidad para gobernar un barco tan enorme. La prueba es que cuando ha querido defender la decisión de prescindir de Valverde, el fatal argumento ha sido el peor de todos. Acusar el vestuario de trabajar poco físicamente acelerará el final de su breve carrera en los despachos del Barça. Leo Messi lo ha desafiado a decir nombres y Abidal se ha refugiado bajo las faldas de Bartomeu, como no podía ser de otro modo para los que lo conocen: lo describen como una persona más bien cobarde, resentida y capaz de cualquier cosa por dinero.

Abidal, eso sí, es lo único que le queda ahora a Bartomeu. Es la última red de seguridad que le queda. Y no es gran cosa. Más que nunca, el presidente y la junta están en manos del vestuario.

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