Muy pocos. A pesar de que todavía no se han hecho públicas las cifras de los estudiantes que han pedido acogerse a esta evaluación, los datos que se han ido conociendo muestran que no lo han hecho ni un 2% de los matriculados en las diferentes universidades públicas. En la Universitat Rovira i Virgili, por ejemplo, sólo lo han pedido 167 de sus más de 13.000 alumnos. 132 de estos 167 alumnos cursan grados en la Facultad de Economía y Empresa. En otros Facultades los porcentajes son ínfimos. En la Facultad de Química sólo dos estudiantes han optado por la evaluación final en vez de la continuada. En Enología, uno. En Medicina, ninguno.
En otros centros universitarios se han dado porcentajes similares o inferiores. En la Universitat Politècnica de Catalunya prácticamente nadie ha pedido la evaluación única. En la Universitat Autònoma de Barcelona, un grupo de profesores y el colectivo de estudiantes S'ha Acabat presentó el viernes un recurso contencioso administrativo contra el acuerdo del Consejo de Gobierno que autorizó la aplicación de este mecanismo.
La evaluación única fue aceptada por las universidades públicas catalanas ante la presión del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC), que convocó una huelga indefinida e impidió el acceso de los estudiantes a diferentes centros universitarios. El SEPC ha desconvocado la huelga y ahora el problema es para los profesores que tienen que reajustar los planes docentes cómo puedan.
La docencia de algunas asignaturas ha quedado, en no pocos casos, muy deteriorada.
