Un nuevo contrato social europeo

Bajo el lema "Nuevos retos del Estado del Bienestar en una Europa federal", el 15 de junio tendrá lugar en Barcelona la IV Escuela de Verano que organizan Federalistes d'Esquerres y Economistes Davant la Crisi. Una ocasión para reflexionar sobre un nuevo contrato social entre la Unión Europea y los europeos, un contrato para la construcción de una Europa cohesionada, solidaria y democrática. Para Economistes Davant la Crisi "el Estado del Bienestar es la propuesta de la Unión Europea al mundo. Sin esta propuesta la democracia perdería profundidad y, seguramente, la Unión también perdería parte de su sentido" , puesto que con una crisis "estaría en juego el Estado del Bienestar y la Europa de progreso"

Europa es una construcción social y federal. Encontramos iniciativas de contrato social que van desde los Acuerdos de Matignon (1936) hasta los pactos reformistas y socialdemócratas a partir de 1945, años conocidos como "los treinta gloriosos". Pero también encontramos en la construcción de Europa el impulso federal, desde Spinelli, Rossi y Colorni en la isla de Ventotene (1941) y Monnet y Schuman (1950). Es un proceso con un doble horizonte: el federal y el de la cohesión social.

Contra el sesgo insolidario de la actual governanza europea hay que construir una governanza capaz de hacer frente a los efectos de la crisis como la creciente desigualdad, la precariedad en la ocupación, las migraciones, la discriminación de género, la preservación medioambiental y tantas otras cuestiones que han convertido la crisis económica en una crisis social y que ha derivado en una crisis moral que amenaza la democracia. Es un ciclo recurrente. Ya en 1977 Joan Reventós, durante la primera crisis del petróleo advertía que: "O los demócratas acabamos con la crisis o la crisis acabará con la democracia". Mantener unas políticas que no prioricen la eliminación de estos desequilibrios implicaría atentar contra la base fundacional de Europa.

La construcción política de Europa requiere avanzar en la consolidación social. En este sentido, el Pilar Europeo de Derechos Sociales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, conforman un marco de referencia. Hay que completar un modelo político que sólo ha priorizado, básicamente, la armonización de las instituciones financieras y de la política monetaria. La consolidación social requiere un modelo de convivencia social que refuerce la cohesión y sustituya el miedo, el riesgo y la incertidumbre por bases de seguridad social y de igualdad de oportunidades. Una convivencia sustentada en el predominio de la política sobre la economía, de la economía de mercado sobre la sociedad de mercado, y en la recuperación de políticas públicas que se ocupen de los ciudadanos.

Los contratos sociales, impulsados por políticos democristianos y socialdemócratas y por dirigentes sindicales (CGT y CFDT en Francia, DGB en Alemania, CGIL, CSIL y UIL en Italia, entre otros) entre los años cuarenta y los setenta de siglo pasado, tienen origen en el ámbito del Estado-nación, que, debido a la globalización, ha quedado obsoleto. Se tiene que reformular el alcance del contrato social en referencia al ámbito más integrador de una Europa federal y en contraposición a las posiciones de las fuerzas nacionalistas, populistas y euroescépticas.

Necesitamos un contrato social federal europeo, que recupere el equilibrio en las relaciones laborales, la capacidad de negociación y el de concertación. Que tenga en cuenta, entre otros, los efectos de la innovación tecnológica y de la economía digital en los procesos productivos y relaciones laborales. Los sindicatos, tradicionalmente organizados en base al puesto de trabajo, el sector de actividad, la profesión y el territorio (habitualmente únicos), tienen que encontrar la forma de integrar nuevas realidades en su función de representación y negociación.

Un contrato social europeo que establezca pactos salariales pero que vaya más allá de la mesa salarial, que alcance las contingencias de la vida cotidiana de los ciudadanos, cubriendo los riesgos de enfermedad, del paro y de una jubilación digna. Que garantice la igualdad de oportunidades con sistemas públicos de sanidad, de educación y de acceso a la vivienda. Un contrato sostenido por imposiciones fiscales progresivas y políticas de distribución de las rentas adecuadas. Un contrato que haga posible el sueño de una Europa Social construida sobre los principios del diálogo, de la negociación y del pacto.

 

 

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