Los ajustados resultados electorales en el Ayuntamiento de Barcelona entre ERC (Ernest Maragall) y Barcelona en Común/Podemos (Ada Colau), con un empate a 10 regidores, ha llevado al inicio de unas negociaciones para pactar un acuerdo de gobierno. La iniciativa lo ha tomado Maragall, vencedor por 5.000 votos, poniendo encima de la mesa su voluntad de acordar con la actual alcaldesa en funciones un programa. Incluso ha descartado a sus socios de gobierno a la Generalitat, Junts per Catalunya, para propiciar este acercamiento. Pero Maragall se está encontrando con la desconfianza del equipo más cercano a Colau, encabezado por su marido, Adrià Alemany.
Parece ser que dentro del equipo de Colau algunos conocen muy bien a Ernest Maragall, como Jordi Martí, ahora regidor electo. BComú-Podemos se está encontrando con un pressing de los independentistas para pactar con ERC, a la vez que desde sectores de la izquierda prefieren un tripartito donde también esté el PSC. Jaume Collboni ya ha descartado cualquier acuerdo en el que estén ERC y Maragall. El independentismo social (sobre todo el postconvergente) está muy acostumbrado a presionar para lograr sus objetivos y las redes sociales son el caldo de cultivo perfecto para hacerlo.
Tanto dentro de los comunes como desde el PSC conocen muy bien el talante de Maragall y sus inconcreciones. Como muestra, después del primer encuentro con los representantes de BComú, Maragall salió en público a decir que Colau lo aceptaba como alcalde. Unas horas después, él mismo lo tuvo que desmentir. Esta es una de las diferencias de percepción de Maragall cuando se trata de negociar. Muchas veces él decide que se ha pactado algo que nadie más ha entendido así.
