Este lunes hará un año del referéndum del 1 de octubre, un día que marcó la política y la sociedad catalana. La brutalidad policial de aquel día no impidió la votación, que tuvo unas consecuencias que todavía continúan: los líderes independentistas están en la prisión o fuera del país, se aplicó el 155 y se convocaron nuevas elecciones.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha reivindicado el 1-O como "el día de la victoria", una "jornada histórica" en qué Cataluña "derrotó al Estado". Según él, hay que "recuperar" aquel espíritu para llegar "a la república catalana".
El jefe del ejecutivo catalán ha presidido un acto en apoyo a las personas afectadas durante el referéndum del 1-O en el Palau de la Generalitat donde también han intervenido el vicepresidente del Gobierno, Pere Aragonés, alcaldes de municipios donde las fuerzas de seguridad actuaron con especial dureza, "observadores internacionales" del día de la votación y víctimas de las cargas policiales.
Durante su discurso, el presidente ha recordado a los políticos en prisión y en el extranjero y ha advertido que será necesario "hacer otro 1-O donde tendremos que actuar igual". "Tendremos que ser capaces de llevar a cabo un acto de desobediencia civil, nos necesitamos a todos para volver a hacerlo, para hacer la república catalana", ha insistido en referencia al juicio contra los líderes independentistas en prisión. Torra ha defendido que se trata de una causa "injusta" ante la cual Cataluña no puede permanecer impasible.
Torra ha denunciado con dureza las cargas policiales de aquella jornada. "Algún día los que nos pegaron el 1-O serán juzgados por tribunales internacionales", ha asegurado un día después de recibir fuertes críticas de la CUP y de los CDR por permitir que los Mossos cargaran contra los manifestantes independentistas y por haber desalojado la acampada de la plaza Sant Jaume.
