El PP ha convocado un congreso para escoger el líder que sustituirá a Mariano Rajoy al frente del partido. Hasta siete aspirantes han presentado candidatura en estas primeras primarias en su historia. O bien tenían muchas ganas de democracia interna, o bien el partido está hecho una chapuza, dividido y con sectores irreconciliables. En la pugna -que se prevé a machete y con sangre y hígado por todos costados- el líder del PPC, Xavier García Albiol, dijo que la territorial catalana como organización no se posicionaría en favor de ningún candidato concreto.
Pero a todos los miembros de la cúpula del PPC les ha faltado tiempo para decantarse públicamente o privadamente por unos u otros, intentando así salvar el culo político, asegurarse una silla a la nueva dirección e intentar estar del lado del ganador. Cómo que la cosa está tan complicada y no saben muy bien quién puede ganar, ha habido movimientos y apoyo de todos tipos. Desde la exministra Dolors Montserrat integrándose en la candidatura de Cospedal como portavoz, hasta la exdelegado Enric Millo defendiendo activamente Soraya Sáenz de Santamaría, o la diputada Andrea Levy participando de la candidatura de Pablo Casado.
