El Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo de Cataluña), Rafael Ribó, es conocido -trabajo aparte- como un hombre con un gran concepto de si mismo (de los que hablan de él en tercera persona), y porque intenta tener grandes dosis de protagonismo en la vida mediática. Una prueba fue lo que sucedió en los días previos al pleno de Jueves Santo.
El presidente del Parlament, Roger Torrent, había incluido en el orden del día de un pleno sin mucho contenido trascendental ni útil un punto para que el síndico presentara a los diputados su informe sobre lo que pasó el 1-O, durante el referéndum de independencia. Mesa y la Junta de Portavoces pusieron el orden de los puntos y dejaron la intervención de Ribó para el jueves por la tarde, al final de la sesión.
Pero el síndico debía de tener previsto marcharse de vacaciones de Semana Santa antes que el resto y, tal como explican fuentes parlamentarias, Ribó estuvo insistiendo y presionando a Torrent y otros miembros de Mesa del Parlament para que su intervención se situara en el primer punto del orden del día y que quedara liberado a media mañana, sin ninguna más obligación y con la Semana Santa delante. La indignación de algunos diputados hizo que la Mesa no cediera y finalmente el Síndic de Greuges habló por la tarde.
