El jugador Neymar se ha ido del Barça y ha fichado por el París Saint-Germain. La broma ha costado 222 millones a alguien que nunca sabremos a ciencia cierta quién ha sido. De todas las noticias y opiniones que ha generado esta decisión del crack brasileño me quedo con una frase de la carta que ha dedicado a la afición azulgrana una vez confirmada su marcha del club catalán.
En su carta se lee: «El FC Barcelona es una nación que representa a Cataluña». Y esta frase va detrás de otra en la que afirma que cuando vino lo hacía «con la expectativa de jugar en un Club que es ‘más que un club'». Es decir, que después de tantos años intentando descifrar el sentido de la famosa expresión, Neymar llega a la conclusión de que el Barça es ‘más que un club’: es una nación.
No sé qué pensarán los barones del PSOE o el propio secretario general de este partido, Pedro Sánchez, cuando afirma lo de que «España es una nación de naciones». Pero la afirmación del futbolista brasileño va en la línea de las ciudades-nación de la que nos hablan algunos urbanistas y políticos.
Probablemente, el presidente francés, Emmanuel Macron, pensará algo parecido cuando se ha felicitado por el fichaje de Neymar por el equipo que representa a París. «Es una buena noticia que refleja el atractivo de Francia», ha dicho, feliz, el nuevo presidente francés.
Si el Barça es una nación, el París Saint-Germain debe ser otra. El problema, ahora, sigue siendo qué son Cataluña y España. Me temo que el 1 de octubre no saldremos de dudas.
