La tercera es la buena. Un grupo de socios del Barça se está organizando para proponer, en la próxima asamblea de compromisarios del club, la retirada formal de las tres medallas que la entidad azulgrana entregó al dictador Francisco Franco. Esta iniciativa requiere el apoyo del 10% de los 5.068 compromisarios y los promotores de esta campaña confían que conseguirán las firmas antes de la próxima reunión de este sanedrín -que es el máximo órgano representativo del club entre elecciones- prevista para el mes de septiembre u octubre.
En el año 2003, a instancias de la Asociación de Amigos de Josep Sunyol -el presidente azulgrana fusilado por las tropas franquistas en 1936- y de EL TRIANGLE ya se presentó una solicitud oficial, avalada por más de 3.000 firmas, para que la junta directiva del presidente Joan Laporta procediera a la retirada oficial de la medalla de oro del club entregada el 27 de febrero de 1974 al dictador en su residencia del palacio del Prado. Amparándose en el dictamen de un fantasmagórico consejo asesor, presidido por Raimon Carrasco, la junta directiva rechazó esta petición, con la excusa que la condecoración se había otorgado de manera «forzada».
EL MAL HADO
Ocho años más tarde, en el 2011, un socio se dirigió al vicepresidente institucional del Barça, Carles Vilarrubí, haciendo la misma demanda. El presidente Sandro Rosell, que durante la campaña electoral había garantizado que el club procedería a la retirada formal de esta ignominiosa medalla de oro, también se desdijo de su compromiso, con el argumento de que la junta directiva de Joan Laporta ya había rechazado esta petición. Cómo si se tratara de un mal hado, tanto Joan Laporta cómo Carles Vilarrubí y Sandro Rosell se han visto envueltos, con posterioridad a su negativa a retirar la medalla, en espatarrantes escándalos judiciales y de corrupción…
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