Independencia. ¿Nos tomamos un receso?

Los atentados del viernes en París han apartado de las primeras páginas de los periódicos y de las aperturas de los informativos de radio y televisión el debate independentista catalán. Los enfrentamientos de los últimos días en el Parlament han dejado paso a la imagen de coincidencia proyectada por el minuto de silencio del sábado, en la plaza de Sant Jaume, con la participación de representantes de todos los partidos presentes en la Cámara legislativa catalana.

Vivimos unos días en los que la importancia de la secesión catalana se ha relativizado. Articulistas que escribían un billete tras otro para analizar el ‘proceso’ desde mil puntos de vista, han dedicado su creatividad a reflexionar sobre los atentados de París y, a menudo, decir cosas con las que coincido.

Es un buen momento, pues, para tomarse un receso en este debate. No un reset. Desde cero no podemos empezar. Pero sí podemos hacer el esfuerzo de resituar la cuestión. Los religiosos suelen tomarse periódicamente un tiempo para la reflexión. Le llaman ‘retiros espirituales’. Ahora toca uno.

Además, tenemos por delante un par de meses perdidos en cuanto a la formación del nuevo Gobierno catalán. Mas seguirá cobrando el sueldo de presidente de la Generalitat, porque no varía de ejercerlo en funciones o ratificado por el Parlamento. Antonio Baños podrá recuperarse tranquilamente de su resfriado sin la presión permanente de los medios de comunicación y de quienes quieren influir en la posición de la CUP en el próximo debate de investidura.

Los que creemos que Catalunya ha perdido demasiadas energías en los últimos años en el debate independentista en detrimento de las cuestiones sociales más urgentes tendremos que dar por buenos dos meses de diálogo si sirven para reconstruir la serenidad, la lógica y la eficacia en la gestión política en el futuro inmediato.

Un receso, claro, no significa quedarse de brazos cruzados a ver qué pasa en las elecciones generales del 20 de diciembre. Significa pensar, intentando abstraerse de los planteamientos intransigentes y de la dinámica absurda de soltarla cada vez más gorda y más hiriente para el adversario ideológico. Significa pensarlo dos veces antes de retuitear a Xavier Sala i Martín cuando pide que los más fanáticos del anti-independentismo relacionen los atentados de París con el proceso catalán o a Jesús Mariñas cuando lo hace.

Hacer un receso debería servir para alejar las astucias y las jugadas hábiles para obtener rédito partidista o personal y tomar decisiones que beneficien a los colectivos que lo están pasando mal ahora y aquí.

¿Sabrán hacerlo? ¿Sabremos hacerlo?

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