La originalidad a la hora de tapar las miserias de una Ley electoral que excluye a las formaciones con poca representación, y el empujón proporcionado por la tarea de los tres diputados en el Parlament durante la última legislatura -con el paradigma de la popularidad adquirida por David Fernàndez- impulsan a la CUP-Crida Constituent a unos resultados para el 27-S que les podrían otorgar un rol decisivo.
Todas las encuestas publicadas por los medios de comunicación durante estos días de campaña dejan la gobernabilidad de la coalición Junts pel Sí en manos de la izquierda anticapitalista. Por eso, la pregunta más repetida por los periodistas a los ‘cupaires’ estos días es si facilitarán la investidura de Artur Mas, en caso de que las dos formaciones independentistas sumaran mayoría en el Parlament.
Fuentes de la CUP consultadas por este semanario aseguran que dentro de la formación «aquello que menos nos preocupa ahora mismo es si Mas será o no presidente». El mensaje que lanzan los militantes ‘cupaires’ desde el territorio se asimila al oficial, que propagan tanto los exdiputados como los candidatos de la lista de la CUP al Parlament: «Nos preocupa qué pasará después del 27-S, y no qué persona habrá al frente», explican.
«Estas elecciones son para romper con el Estado e ir hacia un proceso constituyente. No es importante quién manda. No estamos contentos con Mas y no tenemos intención de votar a favor. Ahora bien, si para que el proceso avance depende de quién sea presidente, este no será un obstáculo para nosotros. Lo más importante es ir hacia la ruptura. El nombre, en este caso será secundario. Ahora bien, si tenemos que votar a un presidente para gobernar, no votaremos a Mas. La gente de la CUP no estamos contentos con Mas ni nos hace ninguna ilusión que presida nada», argumentan.
LEE EL REPORTAJE CUMPLIDO EN LA EDICIÓN EN PAPEL DE EL TRIANGLE DE ESTA SEMANA
