Hace unos días, Pere Navarro ha asegurado en una visita en Tarragona que las enmiendas que ha presentado el PSC al proyecto de BCNWorld «no serán un impedimento» para que el complejo de ocio salga adelante. Posteriormente, el alcalde de esta ciudad, el socialista Josep Fèlix Ballesteros, augura que habrá un acuerdo al Parlament entre las formaciones políticas para que se introduzcan los cambios legales que hagan falta en la ley del juego y en la de Centros Recreativos y Turísticos: «Yo deseo que se haga BCN World porque creo en este modelo», a pesar de reconocer que todavía hay dos «incógnitas»: la fiscalidad y el índice de edificabilidad.
El optimismo de los dirigentes socialistas contrasta con las dificultades económicas del principal grupo promotor, Veremonte, comandado por Enrique Bañuelos, que ha vendido el 20% de las acciones que tenía de Amper al presidente de esta compañía de tecnologías de la información, Jaime Espinosa de los Monteros.
El precio de la operación todavía no se ha concretado, porque variará en función de la cotización de las acciones de Amper en el momento en que se efectúe el pago, en un plazo de entre 30 y 36 meses, pero previsiblemente tendrá pérdidas por las dificultades que arrastra esta compañía. En estos momentos, Amper negocia deprisa y corriendo una refinanciación de su deuda, de alrededor de 120 millones de euros, con los bancos.
Veremonte entró en el capital de Amper en mayo de 2012, todavía no hace dos años. Durante este tiempo, Bañuelos ha subscrito dos ampliaciones de capital por un importe de 15 millones de euros. Desde la caída de la inmobiliaria Astroc, Bañuelos ha ido de fracaso en fracaso.











