A pesar de que la legislación sobre Protección de datos exige una destrucción adecuada para que datos personales y privados no acaben en manso de terceros, los casos de documentos confidenciales encontrados en la calle o en la basura se repite periódicamente. El caso desvelado este martes por EL TRIANGLE, que ha descubierto miles de documentos que contienen datos referidos a personas que han efectuado gestiones en la Jefatura de Tráfico de Barcelona, no es único. Este es un resumen de algunos ejemplos sonados de los últimos años.
El año 2011, un equipo de detectives contratado por NAID, una asociación internacional de empresas dedicadas a la destrucción legal de documentos confidenciales, desplegó una investigación en varias ciudades españolas y concluyó que el 75% de las entidades bancarias observadas y la mitad de los centros médicos habían tirado ficheros a la basura de manera irregular. Se encontraron desde listados de morosos a resultados de analíticas médicas.
Dos años antes, Vitalicio Seguros fue multada con 6.000 euros después de que un empleado lanzara miles de documentos confidenciales a un contenedor de reciclaje de papel de Sevilla. A los archivos encontrados figuraban nombres de agentes de la aseguradora y sus clientes.
El BBVA también fue multado con 60.000 euros en 2008 por «conducta negligente» por abandonar centenares de documentos confidenciales en un solar cercano al polígono industrial de San Cristóbal de Valladolid. Los archivos contenían datos personales y financieros de los clientes del banco, que culpó la empresa de limpieza.
Y no sólo en España se han dado casos de este tipo. En marzo pasado, el ministro de Empresa del Reino Unido, Vince Cable, se tuvo que disculpar después de que aparecieran a la basura documentos confidenciales que incluían correspondencia suya con otros ministros, así como cartas de sus electores.
