El ex-primer ministro francés y actual regidor en el Ayuntamiento de Barcelona, Manuel Valls, rompió con Ciudadanos y lo hizo público en una rueda de prensa que resultó ser el pistoletazo de salida de una serie de dimisiones y desenamoramientos con Albert Rivera y su partido. Esto le ha hecho estar rodeado por una cierta aura de pionero, de visionario de la crisis que le venía encima a Cs. Él, que lo sabe, intenta explotarlo. Y por eso ha decidido que quiere aprovechar el momento y hacer el salto a lo que él denomina la "primera división mediática".
En este sentido, ha dado instrucciones muy precisas a su equipo y ha optado por relegar los medios catalanes a un segundo término para priorizar a los de alcance estatal y sede en Madrid. Así, últimamente se puede encontrar a menudo a Valls en televisiones, radios y diarios españoles, y en cambio los periodistas de los medios que tienen la redacción central en Barcelona sólo reciben negativas y aplazamientos a sus peticiones. El regidor ha descubierto que puede hacer muchio daño a Cs y a su estimado líder, Albert Rivera, si va explicando las miserias del partido liberal allá donde más daño les puede hacer, a los medios que tienen su centro de decisión en Madrid.
