Los cuadros intermedios de Esquerra Republicana empiezan a estar cansados. Y lo hacen pronto, porque la guerra apenas ha empezado. Y es que los equipos del presidente del Parlamento, Roger Torrent, y del vicepresidente del Gobierno, Pere Aragonès, han puesto la directa y ya maniobran entre los dirigentes de segunda fila para recoger apoyos y adeptos de cara a una posible candidatura a liderar el partido y, sobre todo, la lista de unas eventuales elecciones catalanas. La proximidad a la fecha en que salga la sentencia de los presos independentistas y la previsión que de inmediato se acabarán convocando comicios al Parlament ha hecho que en Esquerra se planteen cuál será su plan B teniendo en cuenta que Oriol Junqueras podría estar todavía preso o incluso inhabilitado, ya.
Y es en esta guerra oculta que han empezado los dos líderes republicanos que han topado con los dirigentes territoriales, a medio camino entre la cúpula y la base, y a quien están forzando para que se posicionen. "Si nos presionan mucho, acabaremos propiciando una tercera figura que les deje a los dos fuera", afirma en privado un importante dirigente, recordando que en ERC, "las luchas pueden ser cainitas y despiadadas". Además, contrasta mucho la escasa rivalidad que tienen Torrent y Aragonès y como sus equipos abordan la cuestión como una auténtica guerra interna.
