Ramon Espadaler lo había sido casi todo, en política. Consejero, mano derecha de Duran i Lleida, heredero natural de Unió Democràtica, candidato, líder del partido… Pero ahora sólo es diputado. La caída en desgracia de Unió obligó a su apéndice reformado, Unidos para Avanzar (UxA), a presentarse al Parlament de la mano del PSC. Pero el resultado electoral no fue muy glorioso y Espadaler fue el único candidato de UxA que consiguió escaño.
Su discurso, heredado directamente de las tesis de Duran i Lleida y de aquel catalanismo democratacristiano sin interés por el sobiranisme, se ha disuelto como un azúcar entre los socialistas. Para intentar levantar cabeza, Espadaler hizo que los suyos le prepararan un tipo de propuesta estrella, una especie de pacto de Estado para estabilizar las relaciones entre Cataluña y España.
Tendría que ser la chispa que volviera a despertar el interés de los medios y de los ciudadanos por el partido, que pusiera a Espadaler de nuevo al mapa político, la propuesta de consenso que vería la luz y querría ser un faro de moderación. Pero la realidad dio un portazo al ex consejero. Por más llamadas a directores de medios que hizo, por más insistencia que mostró, la idea pasó sin pena ni gloria. Y es que Espadaler acaba de descubrir que ya no es nadie.
