Las elecciones del 10-N eran el punto de inflexión que el PDECat esperaba para poder poner en marcha de nuevo su estrategia de presión para controlar al menos una parte de JxCat. Esperaban que el resultado fuera malo, que deslegitimara los postulados de Laura Borràs y Quim Torra para poder, así, tener argumentos para hacerse fuerte.
Pero los comicios dieron un diputado más a JxCat y otorgaron a la formación un aval que el PDECat no esperaba. Antes de conocer como acababa el 10-N, la dirección ya había convocado la prensa por lunes para valorar el resultado. Esperaban lanzar el primer dardo de crítica. Visto como fue, acabaron anulando la rueda de prensa. Se están rindiendo.
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