La seguridad en Barcelona ha sido uno de los grandes 'hits' de la prensa de este verano. Los datos, a menudo destacados a conveniencia de la política y los intereses de algunos medios, han hecho que el Ayuntamiento de Barcelona aplique una reacción rápida con una Guardia Urbana hipermobilitzada y unos tenientes de alcalde socialistas, Jaume Collboni y Albert Batlle, exigiendo exacerbadamente a los Mossos que hagan lo mismo. Esta reacción tan extremada ha hecho que el Ayuntamiento de Barcelona aparezca de repente como una institución de control policial.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no está nada satisfecha con esta imagen que se da, sobre todo porque da la sensación que ha externalizado al PSC la seguridad de la ciudad y ella se ha desentendido. Es por eso que Colau intenta rebajar y modular la posición de Batlle y Collboni, pero no lo consigue. La alcaldesa está descubriendo el precio de ceder a un partido diferente la gestión de una área capital sin pactar antes los términos exactos con los cuales se actuará. De momento, Colau y Collboni no consiguen encontrar el punto intermedio que los haga sentir cómodas en materia policial.
