Ciudadanos (Cs) siempre ha sido un partido marcado por sus liderazgos. Albert Rivera es alguien incuestionable y a quién todo el mundo rinde vasallaje. Ahora, y cuando era el presidente de un pequeño partido catalán. Cuando él se marchó a Madrid, Inés Arrimadas era su relevo natural, con una parcela de liderazgo interno consolidada y una proyección pública que la colocaba como nueva líder catalana sin ningún tipo de duda.
Ahora, pero, la cosa no es tan fácil. Y si, como apuntan algunos, Arrimadas se acaba marchando a Madrid con Rivera, Cs en Cataluña se queda sin líder. Y es que la jerezana no tiene un relevo natural, como el que resultó ser ella después de Albert Rivera. Carlos Carrizosa, Lorena Roldán o Sonia Sierra le hacen de número dos a menudo, pero ni dentro ni fuera del partido tienen la capacidad de aglutinar grandes apoyos.
Con este panorama, los cuadros intermedios de la formación ya temen que la líder marche antes de tener un relevo y la marca quede relegada a un nuevo jefe de filas sin querencia social ni consenso interno. Por si acaso, ya hay quién intenta remover entre sus filas para crear nuevos perfiles para potenciar públicamente.
