Rodear sí, pero sólo para unirnos, dejando el asedio para Numancia

Rodear un obstáculo imprevisto para llegar donde queremos, supone una habilidad y un acierto Rodear un lugar, sin pretender llegar hasta el, solo con la idea de impedir que nadie entre o salga no es un rodeo es un “asedio”, y el mundo independentista fracasó siempre en sus asedios. (Jordis 20-09-2017). Este 11 de setiembre la presidenta de la ANC, aprovechando las contradictorias medidas de Torra prohibiendo las reuniones de más de diez personas, pero permitiendo las manifestaciones, decide utilizar eufemísticamente el término -rodeo- y propone “celebrar” ese día: -rodeando- las instituciones del Estado, tipo “corro de la patata”, o “sardana” como -una vez más-, rechazo obsesivo, genérico, y arbitrario hacia España y los españoles.

Paluzie en su obsesión, no atina a  ver, que tras tantos años de insistencia , este tipo de “asedios” sin resultados, se hacen ya muy cansinos a una buena parte de los mismísimos promotores del -proces-, cuya actitud enojada ante la propuesta, de la presidenta, se refleja expresamente en la prensa, o en general contra la gestión secesionista desde publicaciones, en medios nacionalistas, con artículos que critican duramente y “sin rodeos” a los responsables del -proces-.

Paluzie al hacer esta nueva llamada, incluye a las universidades, y se marca dos “resbalones”; una negación, y un olvido, al decir que; “no se trata tanto que debamos tener rectores independentistas (“claro que no…”), como de reivindicar derechos fundamentales, como (“por ejemplo…”) el derecho a la autodeterminación. Ninguno de los demás derechos, como el de libertad ideológica, el de libre expresión o el de diversidad de pensamiento, constan. Reedición del mantra obsesivo para el control y la uniformidad del personal, a favor de una opción socio política presentada a los catalanes de forma irregular por ilegal, incluyendo agresión y violencia, que nunca tuvo un sí mayoritario. Se confirma el “seny” catalán. Los responsables del -proces-, tozudamente no reconocieron esta falta de quorum y persistieron en su estrategia, de “nos falta un tris”. El ir muy poco por las buenas, mucho por las malas, y bastante desde absolutos delirios surrealistas (dignos de recopilación), fue una táctica errónea y errática que cosecho fracaso tras fracaso, hasta el estancamiento actual. Se marchito el entusiasmo inicial de los seguidores, ante una Cataluña muy triste, y muy herida, tanto en lo convivencial como en lo económico y por el estancamiento de su histórica proyección pionera e innovadora que nos expulsa absurdamente a “la casilla de salida” de nuestro progreso y paradoxalmente, de nuestra opción internacional.

A los “unionistas” (así nos llaman) nos impacta comprobar como en los patios políticos secesionistas, se lucha hoy a brazo partido para ver quien mantiene la hegemonía. A ellos les debería impactar aún más, al ser una dolorosa lucha fratricida entre facciones antes unidas, lucha que desvela el engaño de un consenso falso y antinatural. En cualquier caso, el escenario secesionista,-fanáticos e hiperventilados aparte-, hoy se remodela; algunos abandonan, cansados, o decepcionados con el sentimiento de haber sido víctimas de un colosal engaño, otros indignados osan criticar ya abiertamente al establishment, mientras que un tercer grupo se distancia de la deriva totalitaria, ubicándose en una posición más moderada y sin duda más inteligente, ética y autentica, que quiere preservar ante todo los valores “de país”, y de toda su gente, y que Cataluña no siga retrocediendo, ni se enfrente ya más. Posponen o relativizan una independencia que entienden hoy inviable, para abrirse por fin sin líneas rojas al dialogo. Para una Cataluña que amamos todos, la gran esperanza es que haya un antes y un después de este 11 de setiembre, de este aciago 2020, y que la opción sea volver todos juntos a un camino de progreso con o sin rodeos. Lo de Messi es ya otra historia. 

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