Rivera vuelve a desnudarse…

Albert Rivera nació desnudo -políticamente hablando también. En su primer cartel electoral, en las elecciones catalanas de 2006, salía desnudo; sólo se tapaba los genitales con las manos. El mensaje, inequívoco: no tenía nada que ocultar. Luego, con el tiempo, se ha ido viendo que ocultaba unas cuantas cosas… El partido de Rivera, Ciudadanos, nació ese mismo año como réplica al nacionalismo catalán. Un grupo de intelectuales de la gauche divine barcelonesa auparon el invento y encargaron su gestión a un joven abogado de verbo fácil, Albert Rivera. Los fundadores, cansados ​​del pujolismo, creían que con la entrada de Pasqual Maragall (PSC) a la presidencia de la Generalitat vivirían mejor; al no cumplirse los pronósticos, frustrados, se inventaron la vía Ciudadanos. Entonces, decían ser de centroizquierda. Después, siguiendo la filosofía del laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar) ondearon la bandera liberal y ahora, como en el caso del rey desnudo de Hans Christian Andersen, Rivera vuelve a ir desnudo. La entrada del ultraderechista Vox en el tablero político español ha escorado Cs a la derecha de la derecha, y de eso llora la criatura.

El afrancesado Manuel Valls, candidato independiente a la alcaldía de Barcelona bajo el paraguas de una plataforma en la que predominaba Cs, ha sido el primero en gritar, como el niño del cuento, que Rivera va desnudo; en este caso, que su convivencia con Vox lo derechiza. Después de Valls, Toni Roldán y Javier Nart también abandonaban el barco naranja por similares razones, y poco a poco se va llenando el fregadero de los disidentes. Muchos miembros del partido no entienden ni comparten la deriva ultraconservadora de Rivera. No son pocos los que piensan que el partido naranja debería facilitar la investidura del socialista Pedro Sánchez, alejándolo así de tentaciones populistas y/o independentistas. Pero Rivera, que mantiene el control del partido con mano firme, señaló el camino de la derecha para dar el sorpasso al Partido Popular, y de ahí no lo mueves.

En cualquier caso, me llama poderosamente la atención que Valls, Roldán, Nart y tantos otros eruditos naranjas, se den cuenta ahora y aquí que Ciudadanos es un partido de derechas y Rivera un político de ideología derechista. ¿De verdad que tenía que llegar Vox para darse cuenta del talante ultraconservador de Rivera y de Cs? Al paso que van, Rivera podría convertirse en el eterno aspirante a la titularidad, aquel que se pasa media vida calentando el banquillo. Y Inés Arrimadas calienta por la banda, a punto de salir al terreno de juego…

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