¿Qué aconsejará el ángel Marcelo a Fernández Díaz?

Parece que Marcelo, ángel de la guarda particular del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, lo ha abandonado una vez ha sido imputado y citado a declarar como "investigado" por el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón por el caso Kitchen, una operación policial encubierta a la que se destinaron setenta agentes y una cantidad indeterminada de dinero público, para hacer limpieza y robar los papeles del extesorero del PP Luis Bárcenas sobre la caja B del PP y pagos en sobres. Una operación que presuntamente el ministro habría ordenado. Los 53.266 euros que habría cobrado Sergio Ríos, el chófer de Bárcenas, y el cumplimiento de la promesa que podría ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía si hacía el trabajo, sería una anécdota con el coste que significa tener docenas de agentes haciendo seguimientos durante meses.

Fernández Díaz, después de una juventud de espaldas a la trascendencia, hace veinte años tuvo una gran experiencia religiosa y abrazó la fe. Entró en el Opus Dei y empezó a ir a misa cada día. Se creía iluminado por Dios, que le aconsejaba y le decía qué tenía que hacer para salvar España. Y convencido de la intervención divina, condecoró en 2014 con la medalla de Oro del Mérito Policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor de Málaga, a pesar de que la virgen aparentemente no cumplía ninguno de los requisitos que la normativa del Ministerio exige para conceder la máxima condecoración policial, como haber muerto o resultado gravemente herido en acto de servicio o dirigir o participar heroicamente en una investigación u operativo policial muy relevante. Y pese a las críticas a esta decisión, al año siguiente reincidió concediendo la Cruz de Plata –para esta ya no hay que morir o ser herido en acto de servicio– a la Santísima Virgen de los Dolores.

Se supone que si el entonces ministro hablaba cada día con Dios y la Virgen en general, o con las diferentes vírgenes, estas le debían decir en qué operativos habían intervenido salvando policías o ciudadanos de a pie de los malhechores. Pero el ministro no aclaró cuál era el atentado frustrado u operativo que resultó un éxito gracias a la intervención de la madre de Jesucristo, como es preceptivo cuando se conceden condecoraciones policiales a agentes de carne y hueso. Fue después de esta segunda medalla a la Virgen cuando el ministro, en una entrevista para la Contra de La Vanguardia que le hizo Víctor Amela, reconoció que él tenía la ayuda y la protección de su ángel de la guarda particular. Incluso el ángel tenía un nombre con el que se le dirigía cuando hablaba con él. El ángel Marcelo.

Mientras que ordenar al comisario José Manuel Villarejo que hiciera trabajo sucio con fondos públicos para perjudicar al independentismo catalán y filtrar informaciones, unas ciertas sobre Pujol, otras falsas sobre Xavier Trias u Oriol Junqueras, o construir el informe PISA (Pablo Iglesias SA), estaría para muchos justificado para evitar que los independentistas rompieran España o que los perroflautas antimonárquicos de Podemos llegaran al Gobierno de España, la operación Kitchen difícilmente la puede justificar la derecha. Y el ministro ahora está solo. Pero a diferencia de Villarejo o Bárcenas, es dudoso que Fernández Díaz ponga en marcha el ventilador para que la mierda del Polla, marido de Cospedal , del Asturiano, Mariano Rajoy, o de la misma Cospe, pueda tapar la suya.

Yo que soy absolutamente ateo, a veces envidio a los creyentes por la resignación con que afrontan las adversidades. Porque a pesar de hacer lo que Dios o la Virgen les pide, o les sugiere el ángel de la guarda, a veces las cosas salen mal. Y entonces se tranquilizan con aquello de que los caminos del Señor son inescrutables, que siempre les quedará la vida eterna, que es la voluntad del Señor. Y a pesar de que ahora afrontan el martirio, verán la luz el día siguiente del único juicio verdadero, el Juicio Final. Quizás cuando Fernández Díaz pregunte a Nuestro Señor, la Virgen o el ángel Marcelo por qué está siendo perseguido, encontrará consuelo en el Evangelio de Lucas 23,34: "Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen".

Lo más probable es que, sin remordimientos, Fernández Díaz se disponga a vivir su vía crucis y a afrontar resignadamente esta justicia imperfecta de los hombres. O quizás no. Quizás aconsejado por su ángel Marcelo o por intervención de la Virgen del Perpetúo Socorro decide hablar y apuntar más arriba, hacia Rajoy, el Asturiano.

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