¡Programa, programa, programa!

Hace unos días recibí en el buzón de casa propaganda electoral de una de las candidaturas que se presentan a las elecciones del 27S. He de reconocer que han hecho una buena inversión en marketing: el Photoshop ha hecho milagros en casi todos los candidatos y todos tienen una saludable cara de felicidad harekrishniana que casi espanta de la envidia que provoca, sobre todo teniendo en cuenta todo el sufrimiento acumulado por la sociedad catalana desde el año 2007.

Inocente de mí, intento buscar entre tanto lema con regusto a manual de autoayuda sobre un futuro maravilloso alguna propuesta programática y no lo consigo. No encuentro ninguna referencia a la defensa de una sanidad y una educación públicas de calidad o a las medidas para erradicar los desahucios, por ejemplo, Tampoco leo nada sobre el drama de las personas sin techo a pesar de que, según la fundación Arrels, en Catalunya hay 37.000 personas que tienen graves problemas de alojamiento de las que más de 11.000 duermen al raso directamente.

Como ya hizo en las elecciones municipales del mes de mayo pasado, Arrels ha vuelto a poner en marcha una iniciativa para que el ciudadano recuerde a los políticos que vivir en la calle «no es una cosa normal» y que hay que pasar a la acción para acabar con un fenómeno que no para de crecer en paralelo al aumento de las desigualdades sociales. Por eso, la entidad facilita a los usuarios de las redes sociales las cuentas de Twitter de casi todos los candidatos y les anima a exigirles respuestas con la etiqueta #27Sningudormintalcarrer.

Arrels no pide la luna a pesar de que a muchos políticos les moleste que facilite sus cuentas. Es comprensible que se incomoden porque en una sociedad idílica no hay sitio ni para la enfermedad ni para la pobreza. Sin embargo, la fundación sólo propone hacer recuentos anuales para calcular cuánta gente duerme en la calle, garantizar con recursos la asistencia de las personas que lo necesitan y apostar por el Housing First, una iniciativa que prioriza el acceso a una vivienda estable y que está resultando un éxito porque acelera el proceso de reinserción social.

La falta de respuestas me indigna porque no por negarse a hablar de injusticia y discriminación social, en gran parte generadas por las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos de Artur Mas y de Mariano Rajoy, éstas desaparecen. Lo siento pero no funciona así. Es lo mismo que pasa con el concepto extrarradio que algunos periodistas que veranean en la Cerdaña niegan que exista. Que pregunten a los vecinos de Ciutat Meridiana, uno de los barrios de Barcelona con más desahucios del Estado, si no se sienten de extrarradio y de extratodo.

Y puesta a seguir indignada por la falta de respeto que me demuestran algunos políticos al pensarse que soy medio tonta haciendo ver que la corrupción no va con ellos, también me cabrea escuchar en un debate televisivo a un candidato responder que no tiene ni idea cuando se le pregunta sobre el modelo turístico catalán. Si las cosas empeoran él se exiliará a su finca de Senegal, pero si es verdad que está en juego el voto de nuestra vida, como ciudadana pido menos frivolidad porque yo no me puedo exiliar a ningún sitio después del 27S.

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