Primeras lecciones de la crisis

Decía Jean Monnet que "las personas no cambian sino es por necesidad, y solo ven la necesidad en tiempo de crisis". Asistimos atónitos a una situación inédita en nuestras vidas. Las cifras de muertos, de infectados y el confinamiento nos trastornan. Aparece con fuerza la conciencia de nuestra fragilidad: somos vulnerables como personas y como especie y añoramos la vida que hacíamos solo hace dos meses. 

Se nos presenta, no obstante, dentro de la desgracia, una oportunidad: la de valorar críticamente la sociedad que teníamos y pensar seriamente en el país que queremos. Habrá que poner énfasis en determinados objetivos y saber prescindir de algunos hábitos que nos parecían esenciales pero que ahora, a la luz de las nuevas circunstancias, vemos fútiles e innecesarios. ¿Qué primeras lecciones podemos extraer de la crisis sanitaria y económica en Andorra y el Pirineo?

La primera lección es la trascendencia de los bienes públicos básicos: la sanidad, la educación, la protección social. Los excesos del neoliberalismo acentúan las desigualdades y agravan la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos de la población. Una sociedad inclusiva no se puede permitir dejar en la cuneta a ninguna persona ni a ningún colectivo. Los recortes en los servicios esenciales son del todo punto inaceptables.

La segunda lección es que, en general, con pocas excepciones, los gobiernos han respondido bien, dadas las excepcionales circunstancias, el desconocimiento del virus y la virulencia de la ola de contagios. Hay que reconocerlo.

La tercera lección es el paso de gigante protagonizado por la digitalización. Las nuevas posibilidades desveladas durante el confinamiento para el teletrabajo, la compra de bienes y servicios, el acceso a la educación, la sanidad, el ocio o la cultura desde casa, abren una etapa prometedora en este campo, no exenta, sin embargo, de peligros. Es el momento de aprovechar a fondo lo que el mundo digital nos ofrece. No hay que decir que los pirenaicos, tradicionalmente faltos de acceso a muchos bienes característicos de las grandes ciudades, tienen ahora gracias a las herramientas digitales enormes posibilidades de desarrollo económico y social. También la nueva arquitectura deberá adaptarse al teletrabajo, profundizando en el concepto de casa / taller.

La cuarta lección es el respecto al equilibrio ecológico y a la calidad paisajística. Tenemos ante nosotros el inmenso desafío del cambio climático, que afecta y afectará el Pirineo. Tendremos que replantearnos el uso -y abuso- de la naturaleza de los últimos años. Las montañas son ecosistemas muy y muy frágiles. Concentraciones de centenares o miles de motos, de ciclistas, o de corredores en determinados lugares producen una carga erosiva insostenible. La urbanización desbocada es un cáncer. Hay que reflexionar sobre los efectos beneficiosos del confinamiento de las personas, sobre la fauna y la flora de nuestros valles. Hemos de optar por la calidad de la oferta turística y de servicios, y no por la cantidad, que ya ha provocado efectos irreversibles.

La quinta lección es el binomio turismo/accesibilidad. El Pirineo es solo accesible por carretera (y en algún punto por tren). La etapa posterior a la crisis tendrá todavía más como protagonistas a los visitantes de proximidad. Los grandes viajes intercontinentales, los destinos más exóticos al otro confín del mundo, serán postergados. A los turistas de Francia y España habrá que añadir como prioritarios los provenientes de un radio más amplio, llegados en transporte aéreo 'doméstico' de origen europeo. La validación reciente del GPS en el aeropuerto Andorra/La Seu es una gran oportunidad. El establecimiento de un bus aéreo regular, con varias conexiones diarias con los aeropuertos de Barcelona y Toulouse, tiene que ser una pieza clave en el desenclavamiento del Pirineo, complementada con vuelos charter a varios destinos.

La sexta lección es la ambición estratégica. El Pirineo y Andorra necesitan visualización europea como gran reserva medioambiental. Andorra, preservando su singular estatus político, tiene que plantearse seriamente si quiere ejercer el liderazgo de un amplio territorio pirenaico -vertiente norte, vertiente sur- en beneficio propio y de sus vecinos inmediatos. El futuro acuerdo Andorra / Unión Europea aparece como la gran ocasión.

Escribía Maquiavelo que "la virtud sirve para sujetar la fortuna, como los diques controlan el desbordamiento de los ríos".

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