Presupuestos y/o elecciones

El vicepresidente y máximo responsable económico del Gobierno, Pere Aragonès, ve elecciones si no hay presupuestos, y el PSC se dispone a aprobarlos si hay elecciones. Interesante bifurcación: para unos los presupuestos son básicos para alejarse de las elecciones, y el otro pone como condición para aprobarlos que se convoquen elecciones. Los socialistas, que han decidido definitivamente hacer política, pueden condicionar el camino a seguir. En cualquier caso, quien tiene la facultad de convocarlas, el presidente Quim Torra, se mantiene en la teoría de dejar pasar el tiempo. A propósito, algún día alguien nos debería explicar porque el expresidente Carles Puigdemont eligió Torras para presidir la Generalitat y después de cuántos 'noes'…

En la nueva Convergencia unas elecciones ahora la cogerían con el paso cambiado y con la casa en obras. El PDECat, o Junts per Catalunya, o la Crida, o como le quieran decir, debe decidir aún qué quieren ser cuando sea mayor: mucho o poco independentistas. El muestrario de sensibilidades que conviven con estrecheces dentro de Convergencia (siempre será Convergencia …), va del no independentista al muy pasando por el poco. De momento, les une la conservación del poder; si el conglomerado se rompe, la estructura tambalea.

En la otra acera de la plaza política, ERC acecha. Ellos sólo deben resolver una duda: con Oriol Junqueras preso, ¿qué ponen al frente del proyecto? La mayoría de las miradas apuntan hacia el vicepresidente Aragonés, pero el presidente de Parlamento, Roger Torrent, hace tiempo que tiene instalado el modo campaña electoral. Por otra parte, los republicanos más románticos apostarían por el exdiputado en el Congreso, Joan Tardà. Y una vez resueltas las dudas de liderazgo, ERC ya no tiene más problemas. Los republicanos contemplan su supremacía en las encuestas con euforia contenida. En cualquier caso, y aunque el viento te juegue a favor, como es el caso, hará bien Esquerra de no fiarse; no será la primera vez que los republicanos ganan las encuestas y pierden las elecciones.

Si a todo esto añadimos que el otoño se presenta movido, con una sentencia del proceso a tocar, que no se intuye magnánima, concluiremos que las elecciones catalanas no se harán esperar.

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