¿Me ayudáis a gritar contra la violencia machista?

Desde hace algún tiempo, una angustia me recorre el cuerpo. Sigo la actualidad diariamente y me asaltan a todas horas noticias de acosos, agresiones y asesinatos a mujeres. Sólo las más impactantes, las que acaban en asesinato, copan titulares y tuits, pero si las juntamos todas, el resultado es escalofriante. Y por eso, con vuestra ayuda, quiero juntar en una imagen todas las noticias semanales sobre acosos, agresiones y asesinatos a mujeres. ¿Por qué? Para que no haya ninguna duda de la magnitud del problema y nadie pueda escudarse en la ignorancia.

Y también porque la realidad es terca, muy terca, y si la miramos de cara nos explota ante las narices y nos empapa de angustia. Y la realidad nos dice que cada día hay más de una agresión o acoso a una mujer en España. ¡Más de una al día! Y hay casos tan macabros que incluso las películas de terror se quedan cortas, por desgracia. Como el hombre que (presuntamente) descuartizó a su compañera y vivió 15 meses con su cuerpo en el congelador, o aquel otro que intentó arrancar la lengua a su mujer para que no pudiera hablar más, o el que la ha asesinado en el hospital donde estaba luchando contra el cáncer. Sí, esta es la realidad, la cruda realidad reciente. No es una película de terror, no, está pasando aquí y hoy.
Y a la angustia asfixiante por tantos acosos se suma la preocupación y el sufrimiento que me produce constatar que cada vez tenemos más casos de agresores jóvenes, demasiado jóvenes; una situación que nos interpela ante la necesidad urgente de hacer más, mucha más pedagogía sobre el respeto y la igualdad, y también ante la necesidad de evidenciar esta realidad, a la cual se suma otra noticia terrible: un 97% de las mujeres han sufrido agresiones machistas al salir por la noche.

Me parece terrible. Terrible y preocupante. Y más terrible me parece aunque salgan los partidos de derecha y extrema derecha a injuriar nuestros derechos con total impunidad y sin ponerse rojos. Líderes como Pablo Casado, presidente del Partido Popular de la supuesta renovación –¿o era involución?– que en sus años de juventud escribió en la revista de su colegio mayor un artículo donde se pueden leer fragmentos como el que sigue: "Al entrar a formar parte del rebaño, empiezan a aflorar en él instintos de carnívoro voraz hacia toda clase de hembras en periodo fértil. Así se ha convertido en un feroz e infatigable cazador de carne fresca …entre sus presas más codiciadas se encuentran, como es obvio, las lobas. Aunque, si hay carestía de estas, recorre de buen grado a otras especies animales como cerdas, zorras, gallinas o cualquier especie de ave que le ponga los huevos". No lo olvidemos, es el mismo Pablo Casado que hoy pretende impedir el aborto porque fabricamos niños-obreros. Y mientras tanto, en Andalucía, los amigos de Rivera, este partido llamado Vox que cabalga destrozando el lomo de nuestros derechos, quieren derogar la ley contra la violencia machista.

¿Se puede ser más irresponsable? ¿De verdad se escuchan, estos señores, cuando hablan? ¿De verdad piensan lo que dicen? ¿Alguien les muestra la realidad más allá de sus ojos? ¿Más allá de la cifra de votos en la que sueñan?

Me produce tanta angustia y rechazo la sucesión de agresiones que se dan diariamente como las declaraciones irresponsables e incendiarias de los dirigentes de la derecha más rancia que se haya visto nunca en este país.

Pero resulta que soy de las que piensan que todos y todas tenemos que actuar en casos tan flagrantes, aunque sea desde nuestro pequeño rincón. Y por eso, como escribía al principio, me he propuesto dejar constancia clara de todo lo que pasa, recogiendo semanalmente los titulares, todos, de agresiones, acosos y asesinados machistas; quiero recogerlos en una única imagen y difundirlos por Twitter. Es una acción pequeña, pero con la ayuda de todas y todos podemos conseguir que el altavoz sea muy alto y el grito muy fuerte. Enviad noticias, difundid el tuit con los titulares, que se sepa que sí, que la violencia machista es una cuestión de Estado que no sólo no admite ser despreciada, sino que pide ser tratada con la contundencia y celeridad que requiere la situación.

Porque como dijo Carme Alborch poco antes de morir, estamos en el camino, pero a veces parece que el camino es demasiado largo.

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