Los holandeses buenos

En mi barrio hay un restaurante que regenta un holandés. Cuando nos encontrábamos solíamos hablar de fútbol y de las complicadas relaciones entre los flamencos y los valons en la vecina Bélgica. No sé cuando nos volveremos a ver. No sé si cuando la pandemia afloje volverá a abrir su local y si yo me atreveré a dejarme caer por él, con el miedo de contagiarme que llevo en el cuerpo. Pero a buen seguro que si volvemos a hablar el primer tema que saldrá en la conversación es la oposición del gobierno de su país a ser solidario con los países que, como España e Italia, piden ayuda a la Unión Europea para hacer frente a los efectos desastrosos de la pandemia sobre sus economías y sociedades. No sé qué me diría. Querría pensar que se pondría de nuestro lado y criticaría la posición del gobierno holandés.

Joseph de Maistre, un político y filósofo que estaba contra la revolución francesa de finales del siglo XVIII, escribió aquello de que "cada pueblo o nación tiene el gobierno que se merece" y, ya en el siglo XX, otro francés, el escritor André Malraux, matizó la frase: "No es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen si no que la gente tiene los gobiernos que se le parecen".

¿Los holandeses se parecen a su primer ministro, Mark Rutte, o a su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, de quien el primer ministro portugués, Antonio Costa, dijo que mantuvo un discurso 'repugnante' durante la crisis de la pandemia? ¿Los catalanes nos parecemos a Quim Torra o a Miquel Buch? ¿Los españoles, a Pedro Sánchez o Pablo Iglesias? ¿Los ciudadanos de los Estados Unidos a Donald Trump? ¿Los británicos a Boris Johnson?

El virus no entiende de fronteras, dicen muchos con razón. Pero cada país busca soluciones por separado y cuenta sus propios muertos. Hay ciudadanos y gobernantes que, en lugar de solidarizarse con los países, ciudades y comunidades que tienen más muertos debido a la Covid-19, miran de poner el dedo en su llaga y acusarles de ser negligentes, incompetentes o, incluso, criminales.

Los ciudadanos no son mejores o peores si su país lo gobierna Barack Obama o Donald Trump, Pasqual Maragall o Artur Mas. Hay un montón de holandeses que se avergüenzan del comportamiento de su gobierno y que apelan al "No nos representan" del 15M. Es en estos holandeses en quienes tenemos que confiar para construir la Unión Europea que ponen en peligro Rutte u Hoekstra.

Tirar la toalla y caer en el estereotipo de que los holandeses son así o asá es la peor actitud que podemos adoptar ahora. Los catalanes estamos acostumbrados a que nos pongan etiquetas con las que no nos identificamos. De catalanes, españoles y holandeses hay de muchos colores y talantes. Que el presente y el futuro de todos juntos sea mejor y más esperanzador depende de que, como el virus, dejemos de lado las fronteras y nos centremos en buscar las soluciones que nuestras sociedades y el conjunto del planeta necesitan.

Los políticos pasan. Las personas quedan. Y tienen que ser mayoría las que opten por la fraternidad y la justicia social para que sus gobiernos se les parezcan.

(Visited 87 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario