Esto va de ‘sorpasso’

Dicen que el presidente Quim Torra está reorganizando su equipo fichando nuevos asesores y dejando caer a otros que no considera bastante sólidos y solventes para resistir las tormentas políticas que se prevén en el próximo otoño. El presidente y sus fieles, a pesar de ser conscientes de que la legislatura catalana actual está agotada y sin capacidad para afrontar los problemas y necesidades de la ciudadanía, pugnan para alargar el statu quo imperante. Quieren administrar el tiempo y la potestad de convocar elecciones. Y lo quieren hacer hasta encontrar el momento mas idóneo para los intereses de la facción que encabezan.

A estas alturas de la película esto ya no va de libertad, o de país, si no que va de quien quedará con una posición de preeminencia en el nuevo escenario político catalán desprendido de la sentencia del Tribunal Supremo. Y es que ya nada es como era hace unos meses. El enfrentamiento dentro del mundo independentista para conseguir la hegemonía en el espacio secesionista ha acentuado las contradicciones entre ERC y JxCat. Los pactos municipales, y especialmente el de la Diputación de Barcelona, han roto la unidad de acción de los socios del Gobierno. Todo un síntoma que Pilar Rahola, la musa de los hiperventilados con columna en prensa, se atreva a afirmar que la tropa independentista está desorientada y sin rumbo. Incluso la siempre entusiasta Elsa Artadi reconoce que 'hemos tocado fondo'. Sólo así se entienden disparates como las insinuaciones sobre el CNI.

Sospecho que este otoño la sentencia del Tribunal Supremo nos regalará penas duras y severas inhabilitaciones. Todos sabemos, también, que como reacción se nos llamará a ocupar la calle. Y, por mucho que se predique lo contrario, las movilizaciones irán acompañadas de contenedores quemados, cristales rotos, carreteras cortadas, gamberradas y paros laborales en diferentes ámbitos de la Administración. Los estudiantes harán huelga una vez más, se manifestarán por la Diagonal y en las paredes del país aparecerán pintadas maldiciendo al estado opresor. Los tractores se moverán y un montón de neumáticos viejos arderán. Cuando esto suceda, las cúpulas de algunos movimientos secesionistas -con Madame Paluzie al frente, por ejemplo- presionarán a ERC y JxCat pidiéndoloe aventuras imposibles de difícil retorno. Amenazarán con explicar a la ciudadanía que las instituciones del país, y sus partidos nacionalistas, ya no sirven para defender la hoja de ruta de la secesión.

Presionarán como fruto de su impotencia y lo harán como nunca. Llegado el momento más crítico tan ERC cómo JxCat tendrán que reflexionar y decidir -esta vez sí- si quieren hacer política de verdad o seguir con performances de coloretes y camisetas. La competición entre los Torra-Puigdemont y ERC estará servida y, mucho me temo, que ambos se acusarán mutuamente de traición o, por lo menos, de negligencia y falta de contundencia. Todo ello puro escaparate; por que lo que en realidad radica en el fondo de la cuestión es la lucha por la hegemonía en el campo del independentismo, la herencia del pujolismo y de interlocución con el Estado. Algunos analistas sostienen la idea de que ERC, a diferencia de JxCat, tiene mucho más elaborada que sus competidores la estrategia para conseguir la preeminencia.

El Partido Comunista Italiano de Enrico Berlinguer acuñó un concepto -el sorpasso- que condensaba en una palabra su objetivo de desplazar a la Democracia Cristiana del poder. Iglesias también jugó con la palabrita respeto al PSOE pero no se salió con la suya. Pues bien, en Catalunya quizás estamos en puertas de un par de 'sorpassos'. A saber: el que pretende y desea ERC superando y fagocitando el cosmos neoconvergente, y el que el PSC puede conseguir ante la fuga en dirección a Madrid de la gente de Ciudadanos.

La identificación del partido de Rivera con la derecha española, las coincidencias con VOX y la marcha de personalidades relevantes como Francesc de Carreras o Toni Roldán sitúan a Ciudadanos en una posición de debilidad argumental en la política catalana. El PSC, del mismo modo que ERC en el ámbito secesionista, puede convertirse en unas próximas elecciones autonómicas en la primera fuerza no independentista del Parlamento catalán. Todo el mundo alaba la habilidad de los de Iceta al romper la política de bloques y construir pactos. Podríamos estar en puertas de un par de 'sorpassos' muy útiles para 'desatascar' Catalunya.

 

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