ERC & Business Job

Dado el chaparrón de adhesiones tardías a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) desde las más diversas procedencias, cabría preguntarse si ésta, como la anciana serpiente Kaa, con piel amarilla, seductora y hambrienta, no goza de poderes hipnóticos sobre políticos ambiciosos o en búsqueda de empleo. Los últimos movimientos en tal sentido, Joan Josep Nuet y Elisenda Alemany, aterrizados directamente en la planta noble de Esquerra, así parecen confirmarlo.

La máquina de destrucción masiva del “procés” que, como dice Maria Comín, se ha llevado por delante a todo bicho viviente en la política catalana, parece haberse gripado al llegar a ERC o, al menos, así se percibe. También podría ser que, como en el juego de la consola, la citada máquina no deja de ser un robot y encima virtual, un automatismo, quizá zombi.

En cualquier caso, la lista de nombres que han entrado en ERC por la puerta giratoria resulta sorprendente. Ernest Maragall, Toni Comín, Raül Romeva (y de paso, su compañera Diana Riba)… son sólo la guinda de un enorme pastel de rica miel, al que, como en la fábula, 10.000 moscas acudieron. Y, a diferencia de las moscas, a estas alturas cabría preguntarse ¿dónde está el secreto de tan fatal atracción?

No cabe duda que habrá quien pudiera haber descubierto en sí mismo algún tesoro escondido de identidad o querencia independentista y, en consecuencia, se haya visto impelido a engrosar las filas de ERC. Más raras serán, sin duda, las vocaciones promovidas, digamos, por una búsqueda de respuesta de izquierdas a los problemas que nos invaden. ¿Está el mundo, en fin, tan líquido que permite estar aquí y allá, simultáneamente y sin herniarse? Quizá sí, pero sin duda no por lo que se dice, aparenta o pretexta.

Por el contrario, todo hace pensar que el imán de Esquerra habría que buscarlo precisamente en el pastel. Un pastel, más bien opaco, difícil de dimensionar, del que forman parte varias decenas de altos cargos de la Generalitat, con sueldos por encima de 100.000 euros al año. No sólo consejeros, asesores, directores y secretarios generales, sino algunos jefes de las 146 empresas, consorcios, institutos y fundaciones, dependientes de la Institución. De las más de 2.500 personas, con un presupuesto superior a 500 millones, que figuran en nómina como personal adscrito a los consejos comarcales en Cataluña, un buen mordisco corresponde de Esquerra. Más de la mitad de los 24.442 millones de presupuesto de la Generalitat dependen del partido. Pere Aragonès, que se afilió a ERC a los 16 años, cobra ahora más de 8.000 euros brutos al mes. Súmense a todos estos, los más de 2.500 concejales con que cuenta ERC en territorio catalán, diputados de aquí y allá, próximos, colaboradores, proveedores, amigos directos e indirectos, etc. etc. etc.

Visto lo visto, y mucho más que, como en los icebergs, no se ve ¿cómo no deducir que fichajes al estilo de los de Nuet y Alemany tienen muchísimo más que ver con la cartera que con el corazón, como se dice en Francia? E incluso tienen todo que ver. Cosa que, desde la visión de ERC, quizá responde a su expresado deseo de ampliar la base nacionalista que, a este paso, más parece resultar cúspide. Cosa no exenta de riesgos, sobre todo cuando llegue Paco con las rebajas. Porque un partido, en fin, no es una agencia de empleo.

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