El Tribunal Constitucional alemán, en fase 0

Pocas veces he visto a Xavier Vidal Folch escribir con tanta vehemencia como lo hizo en el artículo 'El putsch de Karlsruhe' que publicó el 7 de mayo en El País. Hablaba de la decisión del Tribunal Constitucional alemán, con sede en esta ciudad, de considerar 'inconstitucional' la compra masiva de bonos realizada por el Banco Central Europeo en 2015 para salvar el euro y ayudar a las economías más frágiles de la Unión Europea. Vidal Folch califica de 'golpe contra Europa' del tribunal alemán por creerse con la autoridad suficiente como para cuestionar una decisión de un tribunal superior, el del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que había avalado esa compra.

El gobierno alemán ha demostrado en diversas ocasiones que cree en la Unión Europea siempre y cuando no suponga molestias a la economía de su país. Lo demostró con su liderazgo en la destrucción de Grecia cuando sufrió la crisis de 2018 y lo ha vuelto a demostrar ahora cuando se trataba de coordinar la lucha europea contra el coronavirus. Pero su justicia se había limitado a amenazar y a refunfuñar. El Tribunal Constitucional ha dado un paso más. Y lo ha hecho con chulería. Se ha tomado la libertad de exigir que el Banco Central Europeo le explique las razones de su compra masiva de bonos. Y, además, le ha dado un plazo de tres meses para que lo haga.

Los jueces alemanes han demostrado que o no han entendido nada de lo que es la Unión Europea o no lo han querido entender. Los ciudadanos alemanes tendrían que pedir explicaciones a su Tribunal Constitucional por dedicar tiempo a una cuestión que no les corresponde discernir. Si no tienen otro trabajo porque las decisiones de los diferentes órganos políticos del país no entran nunca en contradicción con su Constitución pueden reducir el número de jueces del Tribunal y ahorrarían un dinero que seguro que iría muy bien a una economía que racanea compartir los riesgos de emitir deuda pública conjunta con los países del sur de Europa para combatir los efectos del coronavirus.

No me imagino al Tribunal Constitucional español dándole un plazo de tres meses al Banco Central Europeo para que justifique alguna de sus decisiones.

La pregunta siguiente es ¿qué hará el Tribunal Constitucional alemán cuando el Banco Central Europeo, lógicamente, lo envíe a hacer gárgaras?

Vidal Folch dice que los jueces alemanes que han avalado esta sentencia son unos 'cínicos' y que 'nos toman por imbéciles'.

Sería todo un detalle que la canciller Angela Merkel les llame a capítulo. O que los confine de por vida y les castigue a leer de arriba abajo todos los tratados de la Unión Europea. Si puede ser en español, francés, italiano, griego o portugués para que la pena sea más cruel.

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