El 10 de octubre de 2017, el entonces presidente de la Generalitat Carles Puigdemont intervino en el Parlament y dijo que asumía el mandato que Catalunya se convirtiera en un estado independiente en forma de república que se desprendía del referéndum celebrado nuevo días antes. 56 segundos después, sin embargo, anunciaba que suspendía "los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin en el que no es posible llegar a una solución acordada".
El pasado jueves, el presidente de los Estados Unidos hizo un Puigdemont. Pidió a sus subordinados militares que lanzaran una operación de bombardeo en Irán. Respondía así al derribo de un dron de los Estados Unidos por parte del ejército iraní. Después de dar la orden de bombardeo, el propio Donald Trump explicó que le pidió a un general cuántas personas morirían en el ataque. "¡155, señor!", dice que le contestó el general del cual no hemos sabido encontrar el nombre. "Diez minutos antes de la ofensiva, la paré. No era proporcionado al derribo de un dron no tripulado. No tengo prisa", escribió Trump en twitter.
Diecisiete días después de la proclamación de independencia interrumpida, Puigdemont la repitió en el Parlament. Las consecuencias ya las conocéis.
¿Trump hará lo mismo? ¿Dentro de unos días se repensará su decisión de parar el ataque en la Irán y ordenará el bombardeo que había solicitado independientemente del número de muertos que cause?
Cada cual llora del mal que le aflige. Los catalanes sufrimos nuestros dolores de cabeza y nuestros presidentes. En Estados Unidos sufren los suyos. Trump confirmó el pasado día 19 que se presentará a la reelección. Ha cambiado el eslogan de 'América primero' por el de 'Hagamos a Estados Unidos grande otra vez'. Los sondeos no descartan que se salga con la suya en las elecciones de finales de 2020.
Las autoridades iraníes informaron que habían tenido en su punto de mira un avión militar de Estados Unidos con 35 personas a bordo pero que decidieron no derribarlo. Deben de ser muy buenos los servicios secretos iraníes si saben exactamente cuántas personas viajan en un avión militar enemigo.
En cualquier caso, con los dedos cruzados, tenemos que confiar que ni Trump ni los iraníes se desdigan de sus decisiones de no atacarse mutuamente. ¡Vaya! ¡Que no sigan el ejemplo de Puigdemont!
