Comidas navideñas ¿Hablamos?

Tengo que decir de entrada que estoy en contra de las comidas y cenas familiares de Navidad. Que me digan qué día tengo que encontrarme con las personas que quiero o intercambiar regalos con ellas me parece una imposición absurda y que interfiere en mi libertad y autonomía. Pero, en fin, de esto ya hablaremos otro día.

Lo que quiero comentar hoy es que reconozco que el año pasado me equivoqué al hablar de estos encuentros navideños de familiares y amigos. Entonces, para ahorrarnos disgustos y discusiones, propuse que participáramos en ellos con unos auriculares conectados al móvil y escuchando música. Que dijéramos que sí con la cabeza todo aquel que se nos dirigiera y que nos escaqueásemos cuanto antes, mejor.

No me veo con ánimos de proponer la misma estrategia, este año. Evitar las discusiones no resuelve nada. Me he encontrado demasiada gente estos días que me dicen que han pactado con la familia que en estos encuentros se hable de todo menos del 'tema'. Y me doy cuenta que es lopeor que podemos hacer. Es dar por perdida la batalla del diálogo, del acuerdo, del pacto, del acercamiento de posiciones. Y no nos podemos permitir este lujo. No al extremo a que han llegado las cosas.

Al contrario, nos tenemos que imponer que esta Navidad en todas las comidas, cenas y fiestas, familiares o de empresa, hay que hablar del 'tema'. y tenemos que saber hacerlo como personas civilizadas. No podemos pedir a nuestros gobernantes que busquen una salida al callejón sin salida aparente en que se encuentra nuestra sociedad y nosotros mirárnoslo desde la barrera.

Intuyo que en estos debates con cava y turrones por enmedio habrá personas más intransigentes que otras. Pero estoy seguro que la mayoría pondrá paz e intentará buscar una conclusión constructiva de las ideas y reflexiones que se pongan sobre la mesa. Sólo recomendaría que se fijara un timing determinado para este debate y unas normas de funcionamiento para que todos puedan decir la suya. Por ejemplo, el más joven podría abrir la conversación y cerrarla el abuelo, la abuela o el más viejo de los presentes.

Y después hablar de fútbol, de las tendencias sexuales de los más jóvenes o de los que se han muerto o enfermado en el último año. Hay vida durante y después el proceso. No la malgastemos dándonos la espalda los unos a los otros.

¿Hablamos?

(Visited 28 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario