«La atención primaria juega un papel relevante contra la pandemia»

Entrevista a Josep Lluís Fernández Roure
Josep Lluís Fernández Roure
Josep Lluís Fernández Roure

Trabaja en el área de Medicina Familiar y Comunitaria en el CAP de Malgrat de Mar-Palafolls. Máster en Medicina Tropical y Geografía Médica, es consultor internacional de sistemas y modelos de salud. Lucha contra la Covid-19 en la primera línea del combate.

¿Cómo vive esta pandemia como médico de familia de un CAP como el de Malgrat de Mar-Palafolls?

Como la mayoría de compañeros y compañeras del sistema sanitario público, como podemos. Nos tenemos que adaptar a esta nueva realidad. En muy poco tiempo se han roto muchos de los marcos mentales que teníamos. Habrá uno antes y uno después de esta pandemia. Hemos redefinido las prioridades asistenciales. Hemos tenido que disminuir rápidamente todas las actividades programadas que no se consideraban imprescindibles. Hemos incorporado nuevas herramientas asistenciales que no utilizábamos o utilizábamos muy poco, como son las consultas electrónicas para la revisión de la medicación crónica o las bajas laborales y el teletrabajo en algunos compañeros.

¿Cómo fueron los primeros contactos con la Covid-19?

Me enteré como todo el mundo a raíz de las noticias de los medios de comunicación. El primer contacto fue mi propio confinamiento. Unos días antes del decreto del Gobierno español de confinamiento había atendido un paciente al cual se le diagnosticó la infección de la Covid-19. Me confiné en una habitación. Era la última semana de febrero. Hacía nueve días que había visitado aquel paciente. No tenía fiebre, no tenía ningún síntoma, y cuando fue el decimocuarto día me reincorporé al trabajo.

¿Qué papel tienen que jugar los CAP en la lucha contra la pandemia?

La atención primaria está jugando un papel muy relevante en la gestión de la pandemia. Lo hemos reorganizado pensando en disminuir el máximo posible las actividades que no sean imprescindibles y a dar el máximo de espacio para la atención a los pacientes que tienen la enfermedad o son sospechosos de tenerla. La gran mayoría de los pacientes que están llegando a los hospitales lo hacen desde la atención primaria. Cuando una persona sale del hospital y se va a casa, lo tienes que seguir, como mínimo, durante dos semanas. También hemos asumido el control y el seguimiento de las residencias sociosanitarias.

¿Cómo valora la situación que se ha dado a las residencias?

Ha pasado de todo. Hay residencias que tienen poquísimos afectados. Incluso alguna no tiene ningún afectado, porque tomaron la determinación de que no entrara ni saliera nadie. Las personas grandes y otras que están en las residencias sociosanitarias ya estaban confinados. Salían muy poco o no salían de las residencias. La Covid-19 lo ha traído gente de fuera. Vemos residencias dónde de 20 trabajadores hay 18 de afectados y de 50 o 60 residentes hay 10. Por parte de las instituciones o de estas entidades no se pusieron medidas ante lo que les estaba viniendo encima. El personal, cuando estaba fuera de su puesto de trabajo, quizás tendría que haber utilizado medidas de prevención personal más altas.

¿Y la gente mayor que vive en su casa?

Depende. Si es una persona grande que convive con otra persona grande puede ser un problema serio. Si uno de los dos cae enfermo o uno de los dos muere dentro de casa todavía lo es más. La persona que queda viuda tiene que pasar el luto allá, sin poder salir y sin que nadie pueda entrar. También tenemos el caso de las personas grandes que viven solas, o con familias, y tienen una demencia, un trastorno de la personalidad o una enfermedad crónica que requiere entrar y salir de casa a menudo. Es fundamental el trabajo social, médico y psicológico que hace falta en casos así.

¿Los sanitarios han tenido el material de protección que necesitaban para evitar ser contagiados?

Los medios han sido siempre muy escasos. Los trabajadores lo han compensado con su profesionalidad. El coste del seguimiento de un paciente de Covid-19 a su casa no tiene nada que ver con los costes hospitalarios. Necesitamos UCI pero también necesitamos manos. Ya íbamos justos antes de esta situación, y estamos en primera línea, más expuestos que los compañeros de los hospitales, sin sacarles mérito.

¿Recomendaría algo a la población?

Que se quede en casa. Y el que tenga que ir a comprar pan, a la farmacia o a trabajar, lo tiene que hacer con las medidas que funcionan. Separémonos, lavémonos las manos, pongámonos las mascarillas… En nuestro país se han dado las instrucciones adecuadas.

¿Lo ha hecho bien la administración?

La administración hace lo que puede, como los profesionales. Les ha caído un marrón enorme. Salvador Illa tomó posesión a finales de enero. Al cabo de un mes tenía que tomar decisiones tan duras como confinar a la gente y comprar material en un mercado muy complicado. Había que evitar el colapso del sistema sanitario, cosa que afortunadamente no ha pasado. Pienso que las decisiones tomadas no han sido equivocadas.

¿Tendremos que ir con mascarillas por la calle el resto de nuestra vida?

No. La población nos vamos creando defensas que van desactivando estas enfermedades. Tendríamos que aprender la lección de que la salud no tiene precio pero que sí que tiene un coste. Si soy capaz de cortar la cadena de transmisión de la enfermedad, esto se para. Somos responsables de nuestra salud y de la salud del que tengo al lado. Si aprendemos esto, será una maravilla. Si no, será una pena porque no habrá servido para nada.

(Visited 278 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario