«El problema es que hay mucha gente que se lo ha creído de verdad»

Entrevista a Xavier Rigall
Xavier Rigall
Xavier Rigall

Profesor de Formación y Orientación Laboral. Ha escrito Una amistad corrompida (Triangular Ediciones), novela que, según dice su presentación, gira alrededor de la amistad, la corrupción política y el sexo en la ciudad de Girona. Es también conocido por sus tuits, que destacan por su inteligente sentido del humor.

¿Por qué “Una amistad corrompuda”?

Esto es lo que ahora le llaman un reto. Como, por ejemplo, subir al Everest, para lo cual ya hay colas. A mí me gusta mucho leer, claro ¿Serías capaz de escribir una novela?, me pregunté. Respuesta: no. Tenía una idea en la cabeza, como las tenemos todos. Y empecé a escribir. Algo no nunca había hecho. Terminé el primer capítulo y no me disgustó. Vamos a por el segundo. Y así siguió la cosa, hasta tener la novela ¿Y luego, que? ¿La guardo en el ordenador, se la paso a cuatro amigos…? No conocía a nadie en el mundo editorial. Me dediqué a hacer llegar el texto hasta que, al cabo de año y pico, una editorial pequeña me dijo que les había gustado. Seguramente, esto no se venderá porque no te conoce nadie, pero nos vamos a arriesgar, dijeron. Así se publicó la novela.

Y se pone a la venta…

Tengo la impresión de que novelas, sobre todo, en catalán, no deben ser un gran objeto de ventas. Excepto con algunos escritores de renombre, vender mil ejemplares de una novela ya se considera un auténtico éxito. En este momento, no sé cuántos libros hemos vendido, pero el editor está contento.

Aprovechando quizá que el Pisuerga pasa por Valladolid, no solamente has escrito una novela, sino que te has hecho un tuitero de éxito

El editor me animó a escribir en las redes, como una manera de publicitar la novela. No me interesaba tanto dar opiniones. Empecé a contar lo que me pasaba por la cabeza, intentado que casi todo lo que escribo tenga un poco de humor. Poco a poco, voy viendo que esto le va gustando a alguna gente, y que los seguidores aumentan. 

¿Qué elementos se citan en tu conversación tuitera?

Empecé sin un relato, por llamarle así, claro. Hablaba de lo que se me ocurría y luego empecé a contar cosas de mi pueblo, inventadas. No he dicho cuál es mi pueblo ni lo voy a decir. Me inventé un pueblo y unos cuantos personajes en algunos de los tuits, no todos, porque también los había que iban de otras cosas. Había un personaje que se llamaba Remigi, una especie de señor que sin tener ningún cargo era quien controlaba el pueblo. La bibliotecaria, que es una señorita que tiene mucho éxito. La lectora de la escuela concertada, que yo le llamé “escuela religiosa”, y algún otro. Me ciño al espacio del tuit y ahí cuento pequeñas historias, chistes. Así empecé y luego lo he dejado un poco, porque ya no sé qué decir, la verdad. Del pueblo está dicho todo. Esto coincidió con el confinamiento. Todo estaba ligado a él. Estábamos todos encerrados, y entonces me inventé “La taberna clandestina”, que no existe, pero donde pasaban toda clase de cosas raras entre los personajes. A la gente le gustó la taberna, pero como creo que el tema está también un poco agotado, ahora estoy con otras cosas. 

Tu novela y tu Macondo tuitero, se desarrollan en la Cataluña actual, donde ocurren también cosas tan significativas como el procés ¿Está este presente en tus narraciones?

Claro. Hay comentarios de política y aquí lo que se ve claro son mis manías. No he hecho tuits en contra o a favor de la independencia. Hablo sobre gente, a la que alguna tengo mucha tirria, es verdad. A Puigdemont, por ejemplo. No escribo sobre los presos, porque bastante tienen para encima reírse, pero sobre los demás sí. Y también es verdad que me río más del sector independentista que de los demás. Porque su manera de ser, o como le quieras llamar, da para hacer más bromas.

Tu novela, va de amistad, corrupción y sexo ¿Corrupción del 3%, por ejemplo?

Es una novela que habla bastante de política, pero no sale nada del procés, ni del nacionalismo. Aparece un partido de izquierdas y otro de derechas, pero sin referencias a la corrupción. Habla de dos amigos desde pequeños, uno de los cuales ha llegado a alcalde de una ciudad como Gerona y el otro no ha tenido mucho éxito en la vida. Éste acaba descubriendo algo del otro, de lo cual acaba aprovechándose. También está la relación del político con la mujer del amigo… 

Hablando de Macondo, el procés, entre otras muchísimas interpretaciones, ha sido asociado a los encantamientos, a la magia ¿Tiene a tu juicio el nacionalismo catalán algo de esto?

El problema está en que ha habido mucha gente que se lo ha creído realmente. Si se mira bien, es cierto que todo lo que han hecho tiene mucho de religioso. Por ejemplo, las manifestaciones del 11 de septiembre no se asemejan a lo que entendemos por tal. Tienes que apuntarte, ir vestido de determinada manera, gritar determinadas cosas… Está todo pautado y acaba siendo un ritual. Algo parecido a lo que practica la gente religiosa, que cree en el cielo y el infierno. Esto es igual. Con la particularidad que algo como la independencia, que no es imposible, pero si dificilísima, la va a tener a plazo fijo. Es verdad que en esto hay mucha gente que pasaba de política, no se quejaba…, y que se ilusionó, emocionó o no sé lo que hizo. Uno de los que me río alguna vez va de que eso de que “ya llegamos…”, “ya está…”

En los encantamientos, hay palabras, campanillas, humo, danzas, substancias estimulantes… ¿Se percibe algo de esto en los rituales del procés?

Como soy una persona sencilla, de gustos simples, si quiero ir desde Olot a Barcelona pues procuro ir por el camino más corto, o cojo el autobús. Todo esto de ir complicando las cosas, poniéndose metas…, más bien parece indicar que de lo que se trata es de darle vueltas al asunto para no decir nunca dónde se quiere ir. Sabemos todos que, al final, los que empezaron con el asunto no querían la independencia. Lo hacían por otras cosas, por el poder o lo que sea, y se les acabó yendo de las manos, hasta llegar a un punto en el que tuvieron que hacer una declaración falsa, que el Tribunal Supremo ha cogido como cierta. Esto es ideal para hacer humor.

Suelo citar a menudo a Bernardo Atxaga, cuando dice que lo grave no es tener pájaros en la cabeza, sino un solo pájaro. Así estábamos, valga la analogía, con el pájaro del procés, hasta que llegó el Covid-19 y empezó a disputarle la hegemonía ¿Y ahora qué?

No dispongo de una respuesta. Tengo en Twitter seguidores que son de derechas, de izquierdas, algunos anti-independentistas o no, anarquistas…, pero creo que de estos de “un pájaro en la cabeza” no tengo ninguno. Estos, si interaccionan, lo hacen insultando. No sabría decirte si ya hay más pájaros o los habrá… Todo se quiere arreglar con las elecciones. Hay elecciones y siempre queda todo más o menos igual. Uno de los problemas en este campo es que existen dos grandes partidos independentistas que están compitiendo entre ellos, y ninguno quiere aflojar. Si hubiera habido un solo partido quizás no se hubiera llegado a esto. 

En cualquier caso, en la Cataluña del procés se observa una agudísima falta de sentido del humor que, por pasiva, acaba siendo una broma descacharrante ¿Cómo calificar ese pseudo-humor oficial del procés, al que tan aficionada es TV3?

En el famoso “Polonia”, que no he visto desde hace años, sí que es verdad que tiene algo de comedia de situación, pero al final te das cuenta de que todo va en la misma dirección. E independientemente de esto, este tipo de humor no me dice nada, no me hace gracia. Me gustaba el humor de Capri y de Mary Santpere, Pero, claro, si solo te meten esto, pues al final puede acabar haciéndote gracia. Hay gente que ve TV3 como haciendo de ello parte de su vida. Luego resulta que hacen una serie en la que hay alguien que habla tres minutos en castellano y tenemos el drama montado.

Una vez metidos en el frame es como entrar en el infierno, el purgatorio o el paraíso de Dante, y una vez allí Dios dirá…

Esto se retroalimenta e impide que se manifiesten las voces críticas. Prisionero del bucle, el discurso nacionalista gira sobre sí mismo, cada vez con menos argumentos, recurriendo al insulto a España…

¿Cómo pueden seguir magnificándose las banderas en un mundo global, digitalizado, motorizado, nuclear, con píldora anticonceptiva… y ahora, para más INRI, con el Covid-19?

Resulta sorprendente que, por ejemplo, el Gobierno catalán se aproveche del virus parda cargar contra los de Madrid, en vez de, al menos, hacer una pequeña tregua. Decir cosas como que el virus nació en Madrid y que los muertos son culpa de ellos.

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