Vuelve la Barcelona de posguerra

El fenomeno del barraquismo ha crecido el 20% en 2018 y se empiezan a detectar las primeras autoconstrucciones precarias con dos plantas
Las barracas se esparcen por la ciudad.
Las barracas se esparcen por la ciudad.

Las imágenes en blanco y negro de una Carmen Amaya bailando en el Somorrostro tienen un toque nostálgico que nos impide ver las míseres barracas de atrás… tal como pasa al tecnológico y moderno distrito de Sant Martí. Las cafeterías más hipsters, los centros de yoga o los huertos urbanos más zen hacen borrosa la foto de atrás, donde las barracas se levantan en cualquier solar que esté vacío.

El barraquismo en la ciudad ha crecido un 20% el último año, y en los últimos meses lo hace de manera vertical, es decir, barracas de dos plantas que acogen familias enteras. Son los desplazados, gente sin recursos, inmigrantes sin papeles, familias desahuciadas… todos fuera del sistema, pero muy presentes en una foto a todo color de la Barcelona más miserable.

El Ayuntamiento tiene contabilizadas, de oficio, unas 536 personas que viven en barracas, en unos 77 asentamientos irregulares. Pero los servicios de atención a los sin techo hablan de muchas más, puesto que, por ejemplo, no se han contado las barracas ocultas, las que están dentro de almacenes abandonados y que se escapan del control municipal.

Sant Martí y el Poblenou son los barrios donde hay más barracas, pero se dejan ver también en Meridiana, Vallcarca, bajo el puente de Sant Adrià o incluso junto al Teatro Nacional. Un solar de titularidad pública a la espera de ser vendido para hacer un bloque de pisos es el lugar ideal para levantar una barraca con cuatro maderas.

Resulta irónico que mientras el Ayuntamiento hace esfuerzos para acabar con los históricos poblados de infrahabitajes, como el del camino de la Cadena, en la Bordeta, se van levantando nuevas construcciones en el centro del 22@, un barrio de contrastes dónde junto a un coworking con tecnología de última generación se puede ver una barraca de dos pisos, con un hornillo para cocinar y un trozo de césped artificial haciendo de jardín improvisado. La piqueta municipal no no da abasto​.

En esta paseada por la Barcelona de barracas hay que prestar atención de manera especial a los menores que en las últimas semanas han levantado un asentamiento ilegal en Montjuic. Más de veinte jóvenes, de los denominados tipo (menores extranjeros no acompañados) han levantado un conjunto de barracas con maderas y cartones donde pasan la noche. Según la ley catalana, la administración tendría que proveer una vivienda o un centro para todos los menores, pero esta veintena se saltan cualquier control y han provocado un tira y afloja entre Ayuntamiento y DGAIA.

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