El Barça pierde más de seis millones por culpa de un fallo en el ‘Seient Lliure’

Los socios que han recuperado el abono ni lo liberan ni van al campo
La explotación vía ticketing está sufriendo un fuerte golpe económico aques
La explotación vía 'ticketing' está sufriendo un fuerte golpe económico esta temporada.

La conflictividad alrededor del Seient Lliure (Asiento Libre) se ha convertido en una cuestión que, como se vaticinaba en algunos sectores del FC Barcelona, puede dañar seriamente la economía del club. En este momento de la temporada 2018-19 la mengua con relación a los ingresos previstos por ticketing amenaza con llegar a una cifra superior a los seis millones de euros.

Que no es poco, si se tiene en cuenta que las entradas para el turismo de masas que recibe el Camp Nou se habían convertido en un producto de primera necesidad financiera para la contabilidad azulgrana. Paradójicamente, esta es la consecuencia del éxito de las sucesivas campañas orientadas a sugerir, motivar, incentivar y convencer el socio abonado del club de liberar su asiento de manera reiterada. Un bombardeo que, desde la temporada 2008-09, ha pasado por todos los estadios posibles, formatos y fórmulas, incluida la de ofrecer a cambio dinero en metálico si la renuncia se decidía con suficiente anticipación.

La existencia de un mercado insaciable de demanda forastera provocó que la gestión administrativa del Seient Lliure cayera en la exageración y el desmadre. En parte explicable porque el coste de regreso al socio por la liberación del asiento puede suponer, en algunos casos, sólo el 30% de la ganancia de la reventa oficial. El negocio es redondo.

Pero en los últimos dos años se han encendido las alarmas como resultado de las convulsiones habidas al sí del departamento de explotación mientras sus cabezas pensantes han ido cayendo uno tras otro, vistos los resultados. A punto estuvo el FC Barcelona de meter a sus socios en un lío con Hacienda por esta recompensa en efectivo contra ninguna factura, y con el riesgo de que estos receptores fueran acusados de no declarar unos ingresos como es debido ni haber aplicado ni liquidado las retenciones preceptivas.

Esta mala idea obligó a recuperar la forma clásica de devolver el teórico 50% del valor facial de la entrada, a precio de espectador, como descuento del abono de la temporada siguiente. Una huida hacia delante que, además, ha provocado un efecto muy perjudicial, o cuando menos imprevisto por los voraces cazadores de ingresos, ahora atrapados en su propia trampa.

Cómo que el límite de esta devolución está situado en el 95% del abono, lo que ha pasado ahora es que una mayoría de esta bolsa de socios atraída por la liberación ya lo ha cubierto una vez superados dos tercios de la temporada. Y esta mayoría ha reaccionado toda igual, no poniendo el asiento a disposición del club, aunque cómo sucede también de forma generalizada, estos mismos socios no vayan al estadio. El resultado, como está pasando en los últimos partidos, es que apenas pasan de los 40.000 abonados presentes sin que esta ausencia se transforme en entradas a la venta. El drama está servido.

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