CaixaBank cerró el año pasado con un beneficio neto de 1.985 millones de euros, lo que representa un 17,8% más que en el 2017. El banco que preside Jordi Gual y dirige Gonzalo Gortázar ha explicado que el negocio financiero y de seguros aportó 2.199 millones a los resultados, la filial portuguesa BPI 262 millones y las participadas 54 millones. En cambio la actividad inmobiliaria que procede de la anterior crisis financiera supuso unas pérdidas de 530 millones.
No obstante, la entidad ha destacado la reducción de los activos tóxicos inmobiliarios en el último año. Según un comunicado de la entidad, esos saldos dudosos descendieron hasta 11.195 millones. La ratio de morosidad se sitúa en el 4,7%. En el último año, el volumen de crédito se mantuvo estable con un total de 224.693 millones, lo que representa un 0,3% más.
