Esquerra Republicana, que promovió la declaración de independencia de Carles Puigdemont, ha decidido que tras la fracasada estrategia de la pasada legislatura hay que ir poco a poco. Aunque la bandera estelada es la propia de su partido, su candidato a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, ha decidido que no es momento para alardes con banderas y que hay que aparcarlas.
Los actos protagonizados por quien fue un alto cargo del PSC están siendo presididos por el color amarillo, eso sí, pero lo que se destaca es el nombre del candidato. Las siglas de ERC están siendo desdeñadas y, al mismo tiempo, se ha pedido a la militancia de Esquerra en Barcelona que deje las estelades guardadas en un armario de casa.
Esta decisión ha provocado cierto malestar en las bases de ERC. Han visto que destacados militantes eran despreciados para colocar a los fichajes de última hora: Elisenda Alamany de los Comunes y Miquel Puig del mundo exconvergente.
Esta lista tampoco ha sido bien recibida por el aparato de ERC en Barcelona. Primero asistieron al cambio de candidato por decisión expresa de Oriol Junqueras y no dijeron nada en público. En segundo lugar, deben aceptar que Alamany y Puig estén en lugares preeminentes en la candidatura, lo que provocó ciertas protestas internas. Y ahora, para más inri, no pueden exhibir estelades en los actos de campaña por petición expresa del candidato.
Con todo, el aparato de propaganda al servicio del Ernest Maragall tiene las máquinas engrasadas. Habrá que ver si obtiene el apoyo mayoritario de los independentistas.
