Por boca de su diputado y candidato al Congreso, Gabriel Rufián, ERC se ha presentado últimamente como "un muro contra el fascismo". Pero una reciente columna firmada por la escritora Almudena Grandes en El País revela que entre los independentistas que gritaron "¡fascistas!" a los asistentes a un reciente acto de homenaje de la Fundación Antonio Machado, celebrado en Colliure, los había que llevaban banderas del partido que lidera Oriol Junqueras.
Además, algunos usuarios de Twitter han recuperado un tuit publicado por la número dos de Rufián, Elisenda Alamany: "Antes, el ascensor social era la enseñanza, ahora es la política". Para algunos, ese mensaje de 2012 retrata el talante de Alamany, que ha saltado del sector soberanista de los comunes a la lista de ERC al Congreso.
Asimismo, una información de La Vanguardia del último fin de semana destapaba que Junqueras ha fichado como cabeza de campaña para la cárcel para el 26-M a un histórico del PP, Alberto López Viejo, que fue un hombre fuerte de Esperanza Aguirre y actualmente se encuentra encarcelado por su implicación en la trama Gürtel. Esta decisión, supuestamente adoptada para recoger votos entre los convictos, chirría no sólo por el color político del fichaje, sino también por las recurrentes alusiones con las que portavoces y dirigentes de ERC suelen presumir de tener un partido sin corruptos.
Como guinda, los críticos del independentismo procesista no olvidan que Junqueras, en 2013, dijo: "Si me dais 68 diputados, proclamo la independencia". El independentismo tuvo 72 (62 de JxSí y 10 de la CUP) durante la anterior legislatura, pero con Junqueras en el gobierno como encargado de las estructuras de Estado el resultado es conocido. Últimamente ERC ha rechazado, también por boca de Rufián, "el independentismo mágico".
