Al menos tres columnistas que han publicado libros editados por Quim Torra, el flamante 131º presidente de la Generalitat, le han dedicado palabras poco complacientes durante los últimos días, cuando ha aparecido como candidato de emergencia designado por el 130º presidente, Carles Puigdemont.
Miquel Giménez explica desde Vozpópuli que con Torra mantuvo «una relación de amistad a lo largo de algunos años», y lo describe como «católico a ultranza«, «un señor de derechas de toda la vida», «fanático» a la vez que «intelectual», «intransigente» y «feroz» además de «tímido». También asegura que ya durante su etapa a Reagrupament sólo tenía como meta «un papel importante en la política catalana«.
Vaticina que «el conflicto catalán se acrecentará» y recuerda en ese punto que Torra «admira a los terribles hermanos Badia«. «Cree que su misión es traer la república a Cataluña, separar el grano de la paja, apartar a los españolistas, a los malos catalanes, a los tibios, a los traidores – imagino que debe considerarme entre estos últimos – y hacer una sociedad ex novo basada en la patria, Dios, y la cultura catalana», añade. «Cree que tiene una misión histórica y hará lo que sea» y «es un devoto admirador de Jordi Pujol«, concluye este viejo amigo del nuevo presidente.
Salvador Sostres, por su parte, no sólo ha señalado en ABC «las diez mentiras del candidato Torra», sino que afirma: «Si Quim Torra tuviera ni que sólo fuera una pequeña parte de la sinceridad que ha reclamado en su discurso habría reconocido que ha preferido el cargo autonómico a la aventura republicana». «Si Quim Torra tuviera la dignidad que tanto ha reclamado a los catalanes, citando a Francesc Macià, reconocería que él es con su candidatura la penúltima extensión del artículo 155″, agrega.
Según él, lo que importa «para entender el alcance moral del independentismo es que el tan supuestamente radical Quim Torra, a la hora de tomar sus decisiones personales y concretas, ha optado por la autonomía, por el cargo autonómico, por el sueldo autonómico, por la pompa autonómica…».
Al igual que Sostres, Enric Vila coincidió con Torra en la Fundación Catalunya Oberta, un think tank nacionalista vinculado con Lluís Prenafeta, quien fue mano derecha de Jordi Pujol en los años 80. Es de los tres columnistas con quien, aparentemente, más próximo es políticamente hoy por hoy, pero desde El Nacional Vila ha expresado un rechazo categórico hacia el nuevo presidente.
Ha presentado a Torra como «un diletante con corbata que no se toma nada muy seriamente y que siempre ha navegado con la punta de frivolidad que España exige a los políticos catalanes». Destaca de él «un individualismo granítico, más irreductible que su patriotismo», y lo ve «ideal para que España gane tiempo», así como propenso a «ligar frases grandilocuentes y evitar el tuétano de los problemas».
«Él, que cuando me conoció estaba convencido de que la independencia era imposible, fue encontrando en la política catalana consuelo a todas sus rendiciones y angustias personales», asegura Villa sobre su editor, de quien añade que es «servil al poder» y, de hecho, «un cortesano excelente que sabe crearse oportunidades y enjabonar a los superiores inseguros que necesitan alimentar su vanidad explotando las debilidades de los subordinados», además de un detector de «las necesidades emocionales» de sus jefes.
Lo tilda de «sepulturero convergente» y de «presidente ideal para intentar rematar a un pueblo que, como él, parece incapaz de distinguir entre la cobardía y la miseria«. «No deja de ser paradójico que un hombre que se me presentó elogiando el libro sobre Companys se haya dejado arrastrar por las mismas dinámicas que explico en el libro», le reprocha Vila poco antes de referirse a los «chicos de la cultura que no osan criticarlo porque les ha editado algún libro o han tenido un trato afable». «Espero que la CUP lo tumbe», había publicado este domingo.
