Comienza, en la demarcación de Barcelona, con un cabeza de lista catalán que expresa amor por España y los españoles y acaba con un independiente no catalán que los desprecia.
El ex-vicepresidente de la Generalitat y presidente de ERC, Oriol Junqueras, ha expresado «amor por España, sus gentes y su lengua» y ha abierto, en el marco del proceso, las puertas del partido a los catalanes de raíces españolas no catalanas, como pone de manifiesto el nacimiento de la plataforma Súmate en la órbita de ERC y la inclusión de dos de sus exponentes, Eduardo Reyes y Gabriel Rufián, en las listas de anteriores citas electorales.
Ocho décadas después del exótico y remoto caso precedente de Ramón Franco (hermano del dictador Francisco Franco que fue diputado de ERC durante los años 30), la formación que lidera Junqueras ha concedido un lugar testimonial en la lista del 21-D a un VIP no catalán, el politólogo madrileño Ramón Cotarelo, quien destaca por ser uno de los pocos personajes públicos no catalanes favorables al proceso.
Cotarelo, eso sí, se ha manifestado en unos términos muy alejados de la fraternidad entre los catalanes y el resto de los españoles que proclama Junqueras. En Twitter, recientemente, ha dado a España la consideración de una mierda para acompañar una captura de los papeles de Bárcenas donde se puede leer «M. Rajoy».
En concreto, este catedrático de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha dicho: «Que España es una ñorda y sus habitantes lo correspondiente está claro». «España no es una ñorda, no. Sólo una circunstancia pasajera», ha ironizado en un comentario en el que mostraba una portada que El Jueves publicó en mayo, donde se representaban políticos del PP, empresarios y otros personajes públicos bajo una lluvia de excrementos.
En otras alusiones poco amables hacia España ha negado la existencia de la nación española y ha dicho que los españoles «saben que no tienen una nación». De Castilla, en particular, señala que «ahora es un andrajo» y que «en el siglo XV era un conjunto de analfabetos y paletos«.
En suma, la incógnita sobre ERC es si, realmente y fuera de los focos, predomina la fraternidad pregonada por Oriol Junqueres con su doctrina de «el junquerismo es amor», de lo más conveniente en el marco del proceso y su «revolución de las sonrisas», o si, por el contrario, prevalecen pareceres como el del independiente y políticamente incorrecto Ramón Cotarelo.
