La velocidad de los acontecimientos políticos en Cataluña hace que el periodismo quede desbordado y que la lógica deje de ser aplicable al análisis que los articulistas hacen sobre la marcha. Esto le ha pasado a Francesc-Marc Àlvaro, columnista de La Vanguardia y uno de los referentes mediáticos del procesismo.
Explica el atribulado Francesc-Marc Àlvaro que escribió un primer artículo ayer, día 26, por la mañana. Pero al cabo de poco lo tuvo que cambiar, una vez trascendió que Carles Puigdemont estaba dispuesto a avanzar la convocatoria de las elecciones. El periodista alabó de manera fervorosa esta decisión, usando una cita de Gaziel sobre las virtudes que debe tener un político: «Una visión sin entrañas, para juzgar lúcidamente todo lo que pasa en el mundo, y una entrañable energía para que la fuerza que resulta de esta agitación eterna y vertiginosa redunde en beneficio de la trayectoria nacional», que resumía en la expresión «tener retina de águila y corazón de titán«.
Y justificaba la anunciada marcha atrás de Carles Puigdemont: «Tenía que cumplir su compromiso con los que le han hecho confianza, pero no hay una única manera de hacerlo. Porque la política se desarrolla dentro de unas circunstancias muy fluidas, que exigen flexibilidad. Si haces una declaración de independencia y no tienes la fuerza mínima para aplicarla y mantenerla, tu compromiso cae en el puro nominalismo», asumía Francesc-Marc Àlvaro.
Pero el presidente de la Generalitat acabó descartando las elecciones y el articulista tuvo que hacer una nueva pirueta para justificar este cambio de criterio, echándole la culpa a Mariano Rajoy. De repente, Carles Puigdemont dejó de tener «la retina de águila y el corazón de titán». Concluye Francesc-Marc Àlvaro: «Ayer, durante unas horas, pareció que el coraje y el compromiso podían convivir con la inteligencia. Fue un espejismo«.
