Las informaciones sobre el coronavirus pueden provocar, como ha pasado en el seno del staff médico del FC Barcelona, situaciones que plantean cuestiones de ética y de deontología periodística por resolver. Es el caso de la información aparecida en el diario Sport sobre el jefe de los servicios médicos del Barça, el doctor Ramon Canal, que se encuentra en plena fase de superación del coronavirus en un estado que ha rozado la gravedad. Se trata de una información que varios medios conocían desde hacía unos días y que habían contrastado con el club y el propio afectado.
El caso, sin embargo, es que Ramon Canal no había autorizado la difusión de su estado clínico, un derecho universal que le asiste como paciente y como persona, sean cuales sean su estado y el contexto social. Así, mientras la mayoría de los medios ha respetado la voluntad individual de Canal, renunciando a una información de interés, el diario referido se la ha saltado.
Que el jefe de los servicios médicos del FC Barcelona haya sido ingresado afectado por el coronavirus, evidentemente, atrae el interés del mundo del fútbol, especialmente del universo barcelonista. Canal fue quien hace dos semanas se reunió con la primera plantilla azulgrana de fútbol para comunicar a los jugadores el cese definitivo de los entrenamientos y enviarlos a casa. Un contacto que, por suerte, no parece haber producido ningún efecto perjudicial en forma de contagio a ninguno de los futbolistas del primer equipo.
En el club ha causado un especial enfado y malestar esta información no autorizada sobre una persona que, por ley, tiene derecho a la privacidad de su estado médico. ¿Es ético este comportamiento periodístico? En cualquier caso, este hecho realza el silencio de otros medios al igual que, por ejemplo, en su momento la prensa de todo el estado, conociendo la causa de la baja de Luis Enrique como seleccionador de fútbol, una enfermedad irreversible de su hija, nunca publicó una sola línea.
