La consigna que uno de los responsables de estrategia del Gobierno dio en el entorno del presidente de la Generalitat, Quim Torra, en referencia al jefe del ejecutivo era: "Que calle. Que no hable con la prensa. Y si hace discursos, que hable del sexo de los ángeles".
Son tantas las manifestaciones polémicas y que llevan a interpretaciones ambiguas que desde el mismo Palacio de la Generalitat han decidido acallar al presidente, sobre todo mientras duran las negociaciones entre los independentistas y el PSOE para una posible investidura y el establecimiento de unas relaciones normalizadas con Cataluña.
Los estrategas de la Generalitat tienen miedo que una simple frase de Quim Torra descontextualitzada lo mande todo a hacer puñetas. De hecho, Quim Torra no pierde ocasión para mostrarse sin filtros. Todavía resuenan las palabras del presidente catalán cuando amenazó con echarse pedos durante su declaración ante el juez en el juicio por los lazos amarillos.
El pasado mes de noviembre, en una comida en Bescanó (Girona) en solidaridad con los políticos presos dijo públicamente que "he comido un plato de morcilla con judías bastante contundente y, según las preguntas que me hagan en el juicio, la cosa puede salir por un lado o por otro".
