Uno de los secretos mejor guardados de Cataluña es el de la repartidora, sistema instaurado en tiempos de Jordi Pujol y que han mantenido todos los gobiernos de la Generalitat, incluso con el 155: el reparto de millones de euros en subvenciones a todo tipo de asociaciones y entidades para que puedan llevar a cabo sus actividades… y sean agradecidas con los políticos de turno que les abren a chorro el grifo del dinero público.
Los departamentos de la Generalitat donde se practica con más intensidad el reparto de subvenciones son los de Presidencia, Trabajo, Bienestar Social, Cultura y Empresa. El DOGC acaba de publicar la relación de subvenciones otorgadas en 2017 por la consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, que benefician a centenares de personas físicas y jurídicas.
En esta larguísima lista sobresalen, por su importe, las subvenciones destinadas a las dos patronales y a los dos sindicatos de referencia en Cataluña, que reciben, cada uno, alrededor de un millón de euros para facilitar su existencia y funcionamiento. En concreto, Fomento del Trabajo ha recibido 0,9 millones de euros y su filial de la pequeña y mediana empresa, Fepime, 360.000 euros más. Su rival Pimec, que preside el incombustible Josep González, también pesca tres subvenciones que suman 1 millón de euros.
Por el lado de los sindicatos, se da una situación de equilibrio parecida. CC.OO., que es la primera fuerza en número de delegados, recibe del departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias 1,3 millones de euros, mientras que la UGT, algo menos: 1,2 millones de euros. A esto le llamaban el oasis catalán…
