Los nueve dirigentes del procés presos han explicado a Catalunya Ràdio, a través de mensajes de voz, cómo recibieron la sentencia del Tribunal Supremo que los condenó a penas de hasta 13 años de prisión como culpables de los delitos de sedición, malversación de fondos públicos y desobediencia.
El exvicepresidente de la Generalitat y líder de ERC, Oriol Junqueras, ha afirmado que la sentencia fue "un acto de venganza" que sólo buscaba "apartarnos" para "atemorizar a los demócratas de nuestro país". "Una sentencia que llevaba nuestros nombres pero que sentenciaba a todo un país y a toda una opción política", ha asegurado en un mensaje de un minuto y 19 segundos.
Según Junqueras, la "represión" sólo se detendrá con la independencia, y el encarcelamiento es "una fase en este camino para la libertad". "De este callejón sin salida saldremos si sabemos seguir sumando y hacernos más fuertes", ha añadido antes de afirmar que "persistiremos hasta el final" para conseguir "la libertad del país".
La exvicepresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell, condenada a 11 años y medio, ha explicado que se quedó helada cuando conoció las penas y que pensó que su madre tendría 102 años cuando ella saliera en libertad -en caso de que cumpliera la pena íntegramente-. Forcadell también considera que el Supremo no administró justicia, sino "venganza", y recuerda que cuestionó que Dolors Bassa no recibiera una pena que, como en el caso de Carles Mundó, le permitiera evitar el ingreso en prisión.
El exconsejero de la Presidencia Jordi Turull ha explicado a la radio pública catalana, entre otras cosas, que pidió a su familia que publicara un tuit "para que desde el minuto cero se viera que no me doblegaría", en el que decía: "Viva Cataluña libre".
Turull ha manifestado que el peor momento del 14 de octubre de 2019 fue saber, por una de sus hijas, que su padre había dicho que moriría sin verlo fuera de la cárcel. El exconsejero recuerda que no les sorprendió la condena, porque venía precedida de filtraciones, y considera que "el gran motor nuestro" es la movilización de sus partidarios.
La exconsejera de Trabajo Dolors Balsa, por su parte, se ha mostrado dolida porque juzga que "las instituciones catalanas no estuvieron a la altura para consensuar una respuesta unitaria y eso condicionó la respuesta de la ciudadanía".
En cuanto a los dirigentes de las grandes plataformas de impulso del procés, el entonces presidente de la ANC, Jordi Sànchez, ha dicho que le espoleó la gente protestando en la calle contra lo que considera un "castigo político" no justificado con el código penal. Para el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, la condena "desenmascara el miedo del Estado a la lucha no violenta y a la desobediencia civil", por lo que indica que "como sociedad civil tenemos que persistir y madurar en esta movilización". Cuixart, que considera que "la represión" causa desorientación en los partidos políticos independentistas, destaca, no obstante, que los condenados han mantenido "la coherencia" de lo que dijeron en el Supremo: "Que lo volveremos a hacer y lo haremos juntos, y sin dejarnos a nadie por el camino".
