El objetivo de Pujol eran los barrios, suburbios y periferias de zonas industriales

El 'Programa 2000', que está publicando íntegramente EL TRIANGLE, proponía "reforzar" la "identidad colectiva" mediante la repetición del "discurso"
Jordi Pujol
Jordi Pujol

El semanario y el diario digital de EL TRIANGLE han empezado a publicar desde la semana pasada el contenido completo del llamado Programa 2000, elaborado por el gobierno de Jordi Pujol en 1990. En 33 páginas y dos anexos, este documento inédito en su integridad desarrolla un Plan de nacionalización para manipular y controlar la sociedad catalana.

Este Plan de nacionalización de Jordi Pujol está basado en ocho ideas fuerza. Una de ellas era "recuperar e incentivar el orgullo de ser catalán". Las otras eran "aprovechar el hecho diferencial catalán", "especificar la preeminencia de la sociedad civil en la tarea de nacionalización", "revalorizar el gusto por el trabajo bien hecho", "trabajar en unos campos prioritarios con el objetivo de construir una Cataluña fuerte", "que este trabajo tenga el horizonte en la construcción de la plenitud nacional", "ejercer una plena capacidad de proyección independiente" e "interacción positiva y personalizada entre Administraciones públicas y ciudadanos".

Los objetivos del plan se resumían en dos: "Hacer hegemónica la identidad catalana. Catalanización de la base de nuestro pueblo para conseguir una Cataluña fuerte" y "construir una Cataluña fuerte dentro de unos Países Catalanes fuertes, centro de gravedad del Mediterráneo noroccidental". Así como la palabra independencia no aparece en ningún apartado del documento, la expresión Países Catalanes sí que se repite unas cuantas veces.

Y para alcanzar estos objetivos, la filosofía del proyecto se basa en tres ejes: "Precisar un discurso y establecer la estrategia de formulación y repetición, con la seguridad de que llegue de manera concreta y con las formulaciones más adecuadas a toda la sociedad catalana", "concretar las actuaciones más básicas a emprender desde los Departamentos de la Generalitat y de los organismos autónomos que dependen de ella" y "establecer las actuaciones que otros organismos y entidades tendrían que realizar para cumplir la finalidad definida por la política de nacionalización". Es evidente que nada quedaba al azar en este plan.

Periodistas, intelectuales, maestros y funcionarios
Para sacar adelante la política de nacionalización hacía falta la complicidad de numerosos sectores profesionales: "Para ayudar/orientar las administraciones y la propia sociedad civil a establecer medidas y programas de nacionalización" harían falta personas vinculadas a los diferentes sectores implicados, que serían: "Profesionales de la comunicación, profesionales y especialistas en temas de educación, intelectuales y personas vinculadas a entidades culturales, a instituciones académicas, en el mundo económico, empresarial, sindical, gremios, asociaciones profesionales, al mundo de la investigación científica, a las administraciones públicas (Generalitat, ayuntamientos, diputaciones, comarcas) y al mundo político".

Se trata de practicar "la política necesaria para reforzar esta identidad colectiva" aprovechando al máximo "todos los instrumentos jurídicos, administrativos, politico-institucionales y sociales que permitan dar un paso adelante con el máximo de incidencia y con unos costes políticos mínimos". Los sectores afectados por esta política de nacionalización serían "la población de origen inmigrado, todavía no plenamente integrada y mucho menos asimilada, sectores de la Administración del Estado todavía impermeables a la normalización lingüística, sectores económicos y empresariales de la industria, el comercio y los servicios, y ciertos sectores de la población catalana, con identidad todavía vacilante, o que tiende a particularismos poco integradores (extremo sur de Cataluña, algunas zonas periféricas de Cataluña)". Para incidir en ellas se propone "el desarrollo de programas de acción en los campos de actividad y en los sectores sociales más desnacionalizados, en materia de política lingüística y de extensión cultural (programas de inmersión, tanto lingüística como cultural), especialmente en barrios, suburbios y periferias de las zonas industrializadas".

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